jueves, 3 de enero de 2013

Olivier vuelve a Casa...


Este post no es una réplica de un anuncio de Navidad, ha dado la casualidad de que esta historia ha sucedido en estas fechas, pero eso no es relevante.

Olivier llevaba tres meses en la calle, traductor judicial en paro (habla seis idiomas), una serie de concatenaciones, de reveses le llevaron a estar en un Pais extranjero (es Francés), en la calle compartiendo noche con los que están en el ángulo muerto. 

Olivier era especialmente invisible como sólo puede serlo aquel que da miedo mirar, porque quien lo miraba no veía un drogadicto, alcohólico veía alguien aseado, educado, ese perfil de los que hasta ayer tenían una vida buena y ahora sólo tienen el Don de la Invisibilidad.

Una vez, cuando era joven, escuché una canción cuyo nombre era "enseña a tus hijos" eso he intentado y hoy en el día de mi 54 cumpleaños puedo afirmar que estoy orgulloso de lo que hemos enseñado a nuestra hijas.

Mi hija Ro es parte fundamental en la Asociación Puertas al Futuro, conoció a Olivier en su lugar invisible, pero ella no es ciega, ella aprendió a ver, aprendió a no tener miedo a lo que los ojos ven, a pasarlo por el corazón; por eso empezó a hablar con él, buenos días... un poco de charla fué el mejor regalo que su buen corazón le dio en esos días...fui sabiendo de Olivier, sin conocerlo pensaba en él por las noches, ¿Por qué en él?...porque mi mente no conoce todas las caras pero sí algunas, esa es la respuesta; en una noche fría de fiebre lloré al pensar en el frío que estaría pasando...

Las Causalidades...

Al día siguiente Ro me propone que, desde la Asociación, le paguemos el billete de vuelta a su casa, era imposible que consiguiera el dinero, otros necesitados más espabilados le obligaban a pagar la mitad de lo que recaudaba para comer. 

Cuando Olivier recibió la noticia, lloró desconsoladamente mientras repetía una y otra vez ¿Por qué Yo?. La respuesta es clara porque no conocemos todas las caras, porque no podemos llegar a todos pero sí podemos hacer esto. Por eso hoy Olivier tiene un futuro, ya estará en su casa con su madre, ha contactado con una ONG que le ayudará a reiniciar su vida.

Esta es una historia real, acaba de ocurrir y me siento orgulloso de haber participado en ella, aunque sea de forma tangencial.

Creo firmemente en el poder las pequeñas acciones, de las acciones que nos hacen sentir que, al margen de los tiempos oscuros, lo único que importa es la unión de las personas que se miran como hermanos.

Seguiremos adelante, haremos lo que haga falta para seguir haciendo pequeños gestos que nos hagan este solar más humano.

Sed felices o, al menos, intentadlo...