domingo, 23 de mayo de 2010

Atalayas...



Atalaya: Eminencia o altura donde se descubre mucho espacio de mar o tierra.


El discurrir de la vida es un recorrer un camino, un sendero lleno de sorpresas, incertidumbres y lugares de descanso. En ocasiones este sendero se torna hostil, oscuro, lleno de sombras, otras, sin embargo tienes la posibilidad de subir a alguna atalaya desde la cual coger un poco de perspectiva, quizás, para subir a ellas debes apartarte un poco de tu camino, dejar la "seguridad y certidumbre" de tu sendero y atreverte a subir.

Creo que me he acostumbrado a subir a las atalayas que voy divisando, procuro no dejar ninguna atrás.

He subido a una muy alta, en la que se ven los fuegos de los corazones de la buena gente, de aquellos que, pudiendo ser lo peor, son lo mejor que pueden ser, aquellos que deciden dar en vez de recibir. He visto sus ojos, he visto sus corazones brillar en sus pechos, he visto como muchos se han vaciado por una idea, por un ideal. Este acantilado de la Breña significa para mí un símbolo, una atalaya desde la cual los he podido contemplar, me he perdido en sus miradas, he conocido gente buena. Me han regalado su ejemplo, su sencillez, sus inquietudes, su amistad y un sin fin de cosas que atesoro como lo más preciado. Me he dado cuenta que merece la pena el esfuerzo de subir a estas atalayas, estas fortalezas interiores.


Sables ha sido y es para mi una atalaya interior, un viaje hacia lo profundo; estar en contacto con la naturaleza primigenia y descarnada, allí donde nadie habita, recorrer, peregrinar en soledad por los páramos aparentemente yermos, exteriores e internos, volver a comprobar que en ellos está la verdadera fuente que nos anima. Contemplar/se y vivir la libertad plena de no depender de nada ni nadie, seguir adelante jugando una partida incierta, como la vida misma. Compartir lo bueno y lo malo, ver lo mejor y lo peor del ser humano pues en las situaciones límites aflora con facilidad lo uno y lo otro. El desierto no es una película de dibujos animados, es la dureza del pedernal y la suavidad de la arena en tus manos, la risa y el llanto...la vida.

Me gusta sentir la felicidad que emana de saber que vas por el camino correcto, en definitiva de eso se trata, se ser consciente de ello y dar un paso más...

Sed felices o, al menos, intentadlo...

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