Primera Etapa. AMMOUGUER-OUED AATCHANA 33, 8 KM
Todos duermen en la haima, me alegra haber bebido mucho para hidratarme, me despierto varias veces en la noche. Las estrellas son tantas que una amalgama de blancos y negros conforman la bóveda celeste. Una sensación extraña me embarga, agitada serenidad.
Por la mañana nos disponemos a ultimar los detalles para nuestra marcha, hay tensión, electricidad en el ambiente, las caras de los otros son un espejo de ti mismo.
Patrick Bauer nos arenga desde lo alto de su coche, desgrana los detalles de lo que nos espera. La música ayuda a relajar la tensión.
Suena ACDC por primera vez para muchos, la salida es una explosión de adrenalina; algunos corren como si fuera una media marathon.
La etapa la afronto con calma, vamos llaneando, el tiempo es bueno, una brisa refresca mi cuerpo de vez en cuando. Mis fuerzas están integras, a las dos horas me doy cuenta del peso que llevo en la mochila, el dolor aparece.
La belleza de los Ergs me deja sin respiración, la arena es de un color amarillento, aún no tiene la tonalidad naranja de las grandes dunas. Las piedras refulgen en un negro brillo; ¡Cuanto daría por compartir estas visiones con mis seres queridos...
Me uno a un español, un mallorquin, José es su primera vez y se queja de los pies, hacemos unos kms juntos, hablamos de algunas cosas, sus pies se están cociendo, literalmente. La charla me distrae del calor, de las imágenes.
Después de una subida llegamos a la cresta, se me antoja estar andando por una mandíbula enorme y negra, debajo un abismo se abre ante mí. Enormes extensiones me hacen sentir pequeño, como un pequeño grano de arena en la inmensidad de un océano de fina arena.
Voy comiendo, bebiendo, no te puedes descuidar, tu cuerpo necesita que lo cuides y todo irá bien.
El calor aprieta, un Gran Erg, una montaña colosal me espera. Empiezo a subir lentamenete, dejo que Jose se marche, necesito mi ritmo.
La subida corta el aliento, tengo que parar varias veces, me siento en piedras planas y tomo aire, la mochila tita de mi hacia atrás; todo lo que necesito para sobrevivir durante lo que me queda de sables está en ella. La odio y la amo.
Subo y subo, serpenteando una y otra vez, cuando llego arriba veo un par de personas tirados, los atienden los médicos. Es sólo el primer día...
La bajada es muy rápida, se ve el vivac a lo lejos, muy lejos, en el desierto las apariencias son engañosas, miro el gps y sé que me falta mas de hora y media para llegar...avanzo a buen ritmo.
He llegado! a la llegada un té me da la vida, cada día deseas llegar y tomar ese té. Me reúno con mis compañeros de haima, ahora hay que descansar. Estoy satisfecho, contento y feliz de poder seguir adelante. Todos estamos en casa...
LLegan los correos, cada uno se recoge en sí mismo, aquí las emociones están multiplicadas, no hay caretas, no hay sombra donde esconderse.
Ceno en mi única comida fuerte del día, estoy feliz. Pronto, a las 20 estamos en el saco, no quiero dormirme, veo el cielo, las estrellas desde mi saco. Es maravilloso estar aquí. Estás vivo y coleando.
Mis Hermanos de haima duermen, El Furia, el hombre que siempre sonríe, siempre dispuesto a hacerte un favor. Manolo que arrastra su dolor por el desierto, cojo como un camello viejo en palabras de Rachid el haimero que habla español. Angel duerme o eso creo, es su primera vez y ha caido redondo. Suraya y Ramón los dos mexicanos, Ramón tuvo que tomar la dificil decision de no tomar la salida, doblado por una lumbociatica atroz, su mujer Suraya haría Sables por él, ese es el trato. Mientras duermen, me ensimismo en mis pensamientos...el desierto es un buen sitio para que la mente se vaya y vuelva cuando quiera...
Paco, el Tito y Juanchito están en otra haima, han hecho una buena etapa...las espadas están el alto...
Ha sido un buen día...un maravilloso día.
Sed felices o, al menos intentadlo...