domingo, 4 de mayo de 2014

Te veo…me ves…

Carta a un buen padre…

Antes de marcharte al otro lado dijiste que querías asistir al curso que imparto los lunes y no has podido ir, por eso te cuento algo de lo que, en tu honor, impartí a mis alumnos.

Sé que estás, sé que eres y por eso sigues vivo dentro y fuera de nuestros corazones.
Dicen que el amor es ciego, pero no es verdad; sólo aquel que ama conoce de verdad, puede ver de verdad. Existe una forma de ver y vivir la vida a resultas de esa mirada, se llama conocimiento por amor, cuando amamos a alguien lo vemos de verdad, esa persona es capaz de bajar las defensas, mostrarse tan cual es, entonces aparece, en su esplendor ante nuestros maravillados ojos; el amor a la vida te ha hecho sentirla, vivirla de esa forma especial, te ha convertido en un ser humano con visión clara. Los que te amamos te hemos visto, hemos tenido el privilegio de verte en tu más plena humanidad; cuando se ama, cuando se ve de esta especial forma, el ser amado se convierte en perfecto en esa imperfecta perfección que hace que no queramos que nada cambie. Te he visto, me has visto, el amor ha hecho que no siendo mi padre te sienta como tal; como tú decías, tu cuarto hijo, ¡Qué enorme privilegio y honor!.

El hueco que dejas es enorme y es proporcional al amor que nos profesamos. Son momentos duros en los que sabes que estamos tristes y a la vez alegres de tenerte en nuestras vidas pues hay cosas que son tan ciertas como la luna y el sol, vives, estás en cada uno de los actos de bondad que realicemos en nuestras vidas y que son consecuencia de tu enseñanza y modelo de vida. Perfectamente imperfecto, con tu vitalidad y tu alegría de vivir, con tu amor por la vida nos dejas un enorme legado, una enorme herencia que atesoramos como una preciosa joya.

Pedirte un pequeño favor, espérame al otro lado, quiero verte el primero cuando me llegue la hora, con tu media sonrisa y tu mirada limpia.



Te veo y me ves y eso no cambiará...

Escrito desde la cara luminosa de la luna

jueves, 1 de mayo de 2014

ALGO OSCURO SE ESCONDE EN LA OSCURIDAD…

Somos seres humanos, seres que albergan en su interior la capacidad de brillar, pero dentro de nosotros habita algo oscuro, esa parte de nosotros egoica y tendente al apego; necesitar algo es ser esclavo de ese algo. No te vas dando cuenta pero la oscuridad escondida, esa que no puedes ver, va creciendo.

Cuando era un joven maratoniano necesitaba correr, necesitaba esa clase de droga diaria, mi mente se volvió rígida y apegada al objeto de su obsesión.

Después de incontables carreras cortas, medias maratones y maratones la oscuridad dentro de la oscuridad emergió, la pude entrever, me di cuenta de dónde estaba, fui consciente y la luz brilló durante el tiempo suficiente para cambiar de rumbo, desapegarme y pasar a otro nivel. Pasé, entonces, al ultrafondo, aquello era otra cosa: resistencia, ritmos cómodos, carrera y marcha en espacios abiertos, conexión con la naturaleza…

Poco a poco, sin darme cuenta, ese algo oscuro dentro de la oscuridad ha ido creciendo, una vez más no me he dado cuenta, pues la oscuridad es muy profunda dentro de la oscuridad. Ahora, después de mi experiencia en mi cuarto Marathon des Sables, me doy cuenta que, una vez más me he apegado, necesitado de aquello que sólo debe ser un complemento, una opción entre otras.
Debí darme cuenta cuando me he oído decir a mí mismo que era un “yonqui del desierto” como todo yonqui, sólo puedes re-encontrarte contigo mismo cuando asumes la realidad, cuando la oscuridad da paso a la luz de la consciencia.

No hay nada malo en desear algo, disfrutarlo, pero la mente siempre quiere más, entonces quiere poseer ese algo, sea un desierto o cualquier otra cosa, entonces, todo se complica y descuadra, se pierde el equilibrio y la oscuridad te acaba envolviendo.

Seguiré amando el desierto que tanto me ha dado cuando nada le pedí… pero de otra forma Otros espacios se abren ante mí. Esa oscuridad los había cegado, aplacado y ninguneado.

Sonrío con la sabiduría del idiota que es consciente de ello.

¿Cómo he podido estar tan ciego?

La respuesta es rotunda: la oscuridad dentro de la oscuridad es total, sólo se puede salir de ella ante el estallido de la luz de la consciencia plena, esa para la que, no siempre, estamos preparados, para la que hemos sido creados.

Ten presente, amigo, que algo oscuro se esconde en la oscuridad, si quieres ver lo que es sólo has de estar despierto, no dormirte, estar atento y consciente y, sólo entonces, quizás, puedas ver lo que la oscuridad alberga en su interior.

Casablanca Abril 2014
Escrito desde la cara oculta de la luna