domingo, 26 de diciembre de 2010

Cadenas...

Cadenas.

“Lo verdaderamente importante no es si uno tiene miedo o no, sino lo que uno hace con su cobardía. Puedes entregarte a ella atado de pies y manos, como un preso. O puedes intentar enfrentarte a ella”

Urbano, en el Corazón del Tártaro. DE ROSA REGÁS.

Algo se quema, pensó. Miró hacia la carretera que cruzaba cerca de su casa y pudo ver una columna de humo que se elevaba. Su atención se posó como una mariposa juguetona en sus manos, el sudor que las humedecía le avisaba que los síntomas habían comenzado.

Hace años que arrastraba aquella carga; recordaba como su primer ataque de pánico le golpeo como una maza. Se encontraba en la calle cuando, de repente, sintió que el mundo se convertía en algo irreal, algo huidizo que se desdibujaba en sus retinas, sintiéndose morir se dio cuenta de que corría, la gente la miraba como quien mira al que ha perdido la razón. Cuando se dio cuenta estaba en su casa con un miedo atroz a salir a la calle, en casa se sentía segura, podía respirar más tranquila. Aquella falsa tranquilidad se fue convirtiendo en la tranquilidad de un mausoleo. Simplemente fue dejando de vivir, poco a poco fue cediendo terreno, primero dejó de ir sola a los sitios, subir en autobuses, trenes por último dejó de conducir. Recluida en su casa, muerta en vida, así se sentía. Fue al médico que le recetó una medicación, ella se la tomaba disciplinadamente; no mejoró. Los ataques seguían sucediéndose en cuanto intentaba exponerse a la vida normal.

Cuando empezó a trabajar con aquel psicólogo lo hizo por su familia, ella había perdido la esperanza, demasiadas horas de desesperación, frustración y enfado. Trabajo, esfuerzo y coraje esas fueron las palabras que le dijo su psicólogo, era aquello lo que le ayudaría a salir del pozo en el que estaba.

Poco a poco vinieron las tareas que, gradualmente, la iban exponiendo a sus temores más profundos; llegaron las sesiones en las que tuvo que comprender lo que nadie se había molestado en contarle. Supo lo que le estaba pasando, cómo se inició y como se mantenía el monstruo interior que la tenía prisionera.

Miraba al cielo azul y respiraba de la manera que le habían enseñado, ahora entendía lo del coraje, tenía que empezar su tarea diaria. Como el que tiene que aprender a andar después de una larga permanencia en una silla de ruedas, así se sentía ella. Lo que era normal para todo el mundo, lo que antes lo era para ella: salir a la calle, andar por ella, sin sentir que el suelo se abría bajo sus pies. Paso a paso se iba abriendo camino entre la gente, sabía que tenía que ir conquistando palmo a palmo el terreno perdido, ya estaba cerca de la primera esquina, después vendrían tres más, en cada una de ellas se tendría que parar, mirar atrás y seguir adelante. Desde la otra acera le llegó el saludo de su amiga que, maletín en mano se introducía en un taxi.

Un día más había llegado hasta el final, mañana volvería a salir a la calle, volvería a enfrentarse con sus miedos. Al llegar al portal de su casa se sintió como una exploradora que había llegado hasta un lugar remoto. Una creciente satisfacción, una fuerte sensación de autorrealización se fue instalando en ella; definitivamente su psicólogo tenía razón cuando decía que, en gran medida la felicidad consiste en saberse en el camino adecuado, sea cual sea la dirección y la meta a la que queremos llegar. Sintió, como si de una sensación física se tratara, como si uno de los eslabones de la cadena que le ataban se abriera, su cadena era hoy un poco menos pesada.

Sed felices o, al menos, intentadlo...

jueves, 16 de diciembre de 2010

Destellos...

Destellos.

Y DIJO UNA MUJER: Háblanos del Dolor.

Y él respondió:

Vuestro dolor es la fractura de la cáscara que

envuelve vuestro entendimiento.

Así como el hueso del fruto debe quebrarse para

que su corazón se exponga al sol, así debéis conocer el

dolor.

Si vuestro corazón pudiese vivir siempre deslumbrado

ante el milagro cotidiano, vuestro dolor no

os parecería menos maravilloso que vuestra alegría.

Y aceptaríais las estaciones de vuestro corazón, como

siempre habéis aceptado las estaciones que experimentan

vuestros campos.

Y contemplaríais serenamente los inviernos de

vuestra aflicción.

Gran parte de vuestro sufrimiento es por vosotros

mismos escogido.

El profeta

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN

Cuando llegaron no había nada que hacer, aquel pobre tipo yacía inanimado en aquel descampado, le habían dado una buena paliza. Probablemente uno de los golpes había provocado una hemorragia interna. Miró a sus compañeros y les hizo una seña. Se quedó unos instantes mirando el cuerpo, en su cara había una extraña expresión. Estaba acostumbrado a ver las distintas caras de la muerte. El turno acababa de empezar y no lo había hecho especialmente bien. Después de un rato en el que hablaron con la policía que había llegado un poco después que ellos se montaron en la ambulancia y se marcharon.

Llevaba varios años en este trabajo, al principio pensaba que los compañeros que decían estar quemados eran unos blandos, él no se sentía así, pero los años habían pasado, muchas horas en este trabajo que, en ocasiones, era lo más parecido a una montaña rusa. El dolor ajeno te va marcando, lentamente al principio, luego cada cara te deja una marca en tu cerebro, al menos era lo que él sentía.

Desde que había acabado la carrera de enfermería lo había tenido claro, el trabajo que le gustaba era de calle, de contacto con lo extremo, allí donde podría sentirse más útil.

Antonio, el conductor bromeaba en la lejanía, sumido en sus pensamientos se sentía a mil kilómetros de allí; en los últimos tiempos le habían dicho varias compañeros que le notaban extraño, la verdad es que no estaba pasando por sus mejores momentos. Sentía un malestar que en ocasiones llegaba a ser físico, no acababa de desconectar, cuando se marchaba a su casa las escenas que, en otro tiempo, no le afectaban le rondaban la cabeza, le taladraban su cerebro como una broca.

Otra llamada, algo se tensó dentro de su interior, un accidente múltiple, la ambulancia dio un tirón fruto de la aceleración, podía ver las caras de los conductores que se apartaban al sentir como se acercaban, de forma experta el conductor sorteaba los vehículos, lo miró atentamente, era la imagen de la concentración. Una larga retención, al fondo una columna de humo negro, otro acelerón, un conductor despistado que se cruza y el juramento seguido del frenazo. Llegaron y salieron a todo correr de la ambulancia, había tres coches implicados, uno de ellos estaba ardiendo, unos conductores intentaban con poco éxito apagar el fuego con unos extintores de bolsillo, el fuego devoraba el vehículo. Rápidamente se repartieron para valorar la situación, la peor parte se la había llevado un coche de color rojo, imposible saber que marca era, dentro, el conductor, entre los amasijos de hierros retorcidos estaba completamente inmóvil, detrás una niña de unos diez años, atrapada, tenía los ojos muy abiertos, estaba atrapada de tal manera que su cabeza miraba al techo del vehículo, no paraba de llamar a su padre, era imposible que pudiera verlo. Se Su compañero se acercó al padre y le hizo una señal negativa, él se encargo de la niña, de cintura para abajo estaba atrapada y una gran mancha de sangre se extendía por sus piernas. Lo primero era estabilizarla, mientras trabajaba, le hablaba, intentaba tranquilizarla, no le gustaba como pintaba, deseó que llegaran los bomberos para excarcelarla, era muy difícil trabajar en la postura en la que estaba. La niña, ahora sólo susurraba algo ininteligible, empeoraba, no le quedaba mucho tiempo si no era atendida de otra manera. Se oyó una explosión y un gran destello le cegó momentáneamente, oyó como le decían que saliera del coche, tenía una posición extraña, metido en la parte de detrás de lo que fuera el habitáculo, su cara estaba muy cerca de la de la niña. Abrió los ojos y le dijo: “tengo miedo, papá no contesta, no me dejes ¿vale?”, lo dijo muy bajito; los gritos, el humo que les hacía toser, su pequeña mano en la suya. Va a explotar, pensó, esto va explotar, eso era lo que los gritos decían, estaba muy lejos de los de fuera, muy lejos, allí, en aquel lugar del mundo todo lo que tenía sentido era aquella pequeña mano en la suya, sintió el calor, el fuego que no podía ver había llegado, miró de reojo hacia fuera y pudo ver a través de las llamas a sus compañeros que, desesperados, le gritaban algo que ya no podía escuchar. Supo que no saldría vivo de allí.

- No me dejes sola.

- No me iré de aquí preciosa, no me iré.

Una llamarada se elevó por encima de las cabezas de los que miraban la escena aterrorizados, sus compañeros se miraron impotentes mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.


Sed felices o, al menos, intentadlo...

jueves, 11 de noviembre de 2010

Algo bueno


Algo bueno.

Hay principios eternos que no admiten compromiso, y el hombre debe estar dis­puesto a sacrificar su vida en defensa de esos principios

M. Gandhi

Se notaba inquieto, no había tenido una buena noche, se dirigía a casa de un colega que pasaba por buenos momentos en cuanto al dinero, al menos mejores que él. Le pediría un poco de pasta para poder pillar algo que le calmara. Llevaba muchos años metido en esto, se daba cuenta, en los momentos de mayor lucidez, de que su vida se iba disolviendo, muchos del barrio habían muerto, con resignación se plegaba a la dictadura de la droga.

No vio las piernas estiradas de la chica que miraba al cielo, al tropezar la miró, ¡qué tía más guapa! Ella no llegó a ver su sonrisa, mejor dicho la mueca que amablemente esbozó a modo de disculpa, era tan rápido el paso que llevaba.

Al salir de aquella plaza se dirigió a los suburbios, allí donde se podía comprar un poco de felicidad. Cuando iba cruzando un descampado oyó unos gritos, eso no le inquietó lo más mínimo, si algo se oían por esos lugares eran gritos y broncas. Siguió con su paso rápido, los hombros hundidos, las manos metidas en lo profundo de sus bolsillos, su ropa le quedaba muy grande, cada vez más delgado, más demacrado, nadie podría decir que no había llegado a los treinta años. Los gritos, esta vez, llamaron su atención, había algo en ellos que les hacía distintos. Se fijó bien, acercándose un poco y alejándose de su ruta, algo le decía en su interior que se quitara del medio, si algo había aprendido es que cada cual se apañara como pudiera.

La chica no dejaba de gritar, tendría unos 16 años, la camiseta la tenía subida y le tapaba parte de la boca, dejando los pechos al aire, tres chicos encima de ella, estaba encima de unos cartones, dos de ellos la aguantaban mientras jaleaban al tercero que intentaba, sin mucho éxito, penetrarla, podía oir lo que decían: “estate quieta puta, esto es lo que querías ¿no?, ahora te estás quieta hasta que acabemos”.

Cuando se dio cuenta iba corriendo hacia ellos, había cogido un palo del suelo, empezó a gritarles, ellos, al verse sorprendidos se volvieron a ver qué pasaba, cuando se dieron cuenta él ya estaba encima, al que estaba echado sobre ella le dio un palo en la espalda, el grito fue desgarrador, se había curtido en muchas peleas, sabía donde tenía que dar. La chica quedó libre por unos instantes que aprovechó para salir corriendo en silencio, simplemente se escabulló, mientras corría pudo ver como sus tres asquerosos compañeros de instituto se liaban a golpes con su salvador, miró atrás sin dejar de correr.

Cuando dejó de moverse lo dejaron, se miraron a la cara los tres y, sin mediar palabra, salieron disparados, cada uno en una dirección diferente, como si no quisieran saber nada uno de otro.

Estaba tumbado boca arriba, una especie de sopor le estaba embargando, era como otras veces en las que la droga le hacía volar a lugares tranquilos, se acordó de su madre, siempre intentó ayudarle, salir de aquello en lo que un día se metió. Tomó conciencia de que si cerraba los ojos, quizás no los abriría más, intentaba no cerrarlos pero la sangre enturbiaba su mirada, en aquel descampado sabía que nadie lo encontraría, al menos vivo. Se sentía sereno, no sentía las piernas, casi no sentía nada. Pensó que su vida había sido un desastre pero, al menos, había hecho algo bueno al final de ella.

Hacía mucho tiempo que no veía un cielo tan bonito. Sus pulmones se llenaron de aire, los ojos se le llenaron de azul justo antes de cerrarse.

Sed felices o, al menos, intentadlo...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Historia de un sueño...

Interrumpo los relatos para reproducir, con su permiso, una entrada en el diario de campo de Tureya...

¿ Quieres saber donde empieza esta historia?
Esta historia empieza en algún pueblo perdido en la inmensidad del África más profunda.
Esta historia empieza cuando unos padres deciden trabajar de sol a sol durante toda la vida para conseguir el dinero suficiente, así de a poquito hasta que su hijo sea mayor y con un poco de suerte sea más valiente que ellos y decida dejar el pueblo en busca de una vida mejor.
Y él lo decidió, decidió saltar la barrera del miedo y del conformismo.
Sus padres locos de alegría, todo el pueblo le desea lo mejor para su nueva vida.
Y él se fué, se fué y pasaron dos penosos años en los que atravesó cientos de kilometros y pasó infinitas miserias, solo calentadas por alguna sonrisa fugaz.
Y lo consiguió, él lo consiguió, tuvo que poner todo su dinero y sus fuerzas, pero merecía la pena. ¡Estaba en el mar!
De pronto una luz, un barco grande, miradas nerviosas y un destello de luz en una mirada herida...
La mirada que puedes ver no era así hace dos años cuando él decidió que su vida iba a cambiar, cuando él y solo él decidió dejar atrás su pueblo e ir en busca de sus derechos
¿Quién soy yo, quién eres tú para juzgar si está bien o está mal?
Él no pensó en el miedo, el miedo que habla por nosotros a través de nuestros ojos, de nuestras manos.
Yo no le doy cabida en mí, no le permito vivir en mi interior
Ojalá hermano encuentres lo que buscas en este país, si no es así yo te ofrezco lo que tengo, mis brazos abiertos y mi sonrisa...

Sed felices o, al menos, intentadlo...

viernes, 29 de octubre de 2010

Conguito...

Conguito

- acérquense al borde

- no podemos. Tenemos miedo.

- Acérquense al borde.

- No podemos, nos caeremos.

- Acérquense al borde.

Y se acercaron

Y él los empujó.

Y volaron

Guillaume de Apollinaire

1880-1918

Sentada en el banco de aquel parquecillo observaba sus emociones, su mirada se dirigió al cielo azul, el parque era un pequeño pulmón verde entre edificios. Sus ojos se fijaron en ella, una anciana con el pelo casi blanco estaba asomada a una ventana, podía divisar su cara, una expresión de paz y serenidad la envolvían como un halo dorado. Miraba al cielo, como ella. Se imaginó con esa edad, ¿Cómo sería llegar a anciana?

Llevaba unos días en la ciudad, la vuelta del mundo de los desfavorecidos estaba siendo especialmente dura. Había estado un total de dos meses y medio en África, la aceptaron enseguida en aquella ONG, hacía falta un médico en el dispensario de aquel remoto y perdido lugar del mundo. Una vez que hubo acabado la carrera no se lo pensó, quería ir allí y nadie lo iba a impedir.

Vino a su memoria Conguito, el verdor del parque la llevó al de la selva. Recordó la primera vez que lo vio, estaba al lado de la pobre choza en donde vivía. Tenían que pasar todos los días por allí; fiel a su cita con las blancas esperaba pacientemente su llegada, le pusieron de apodo conguito pues era, redondo, negro y de mirada dulce. Al principio llamaba su atención gritando y corriendo, tirándoles algún pequeño trozo de madera, no tendría más de 5 años. Poco a poco se fue acercando a ellas. Sabía que lo que hacían no estaba bien, que no podían apegarse a un niño en especial, no supo como ocurrió, pero la verdad es que se encariñó de aquellos ojos, de aquel cuerpo de abdomen hinchado. Le daba a escondidas pequeños regalos, bombones y caramelos, pero sabía muy bien que lo que realmente hacía que Conguito no se separara de ella era que estaba recibiendo muestras de cariño, abrazos y besos que, en un entorno en el que lo importante es sobrevivir, en el que la madre intentaba sacar adelante a los pequeños trabajando de sol a sol, esos besos se convertían en una potente adicción para ambas partes. Ella era consciente de lo que estaba pasando, de las consecuencias que podría tener aquello. Un día, al pasar por la cabaña, la madre acompañaba al pequeño, fue ella la que le dijo que, cuando volviera a España, se lo llevara. Sólo pudo coger la pequeña manita que se elevaba desde el suelo e irse con él al dispensario. Conguito sonreía dejando las encías enrojecidas de masticar raíces al descubierto.

Llegó el día de la marcha, no pudo despedirse de Conguito, no tuvo valor, se marchó como una delincuente, no quería enfrentarse con aquella mirada. No sabía lo que había hecho mal, pero lo único real era que esa mirada, esa sonrisa confiada no dejaba de estar presente en su cabeza, la tenía clavada en el corazón.

Miraba la gente pasar, la señora que miraba feliz al cielo, sentía un gran vacío en su vientre. Se debatía entre hacer lo que otros querían que hiciera, seguir la profesión de la familia, hacerse con un nombre en ella que pudiera ser digno del que sus predecesores habían forjado o por el contrario dejar que ocurriera lo que su corazón le gritaba. No había estado ni una sola vez en su vida tan llena de paz y serenidad como en esos dos meses de vida en los que hizo aquello que le llenaba de satisfacción, de plenitud, darse a los demás de forma desinteresada.

Mientras se debatía en el océano interior de sus pensamientos la imagen de Conguito apareció de nuevo, su mirada era la mirada de todos aquellos desfavorecidos, inocentes que sufren, en ese mismo instante, en aquella plaza, en aquel banco, supo lo que tenía que hacer, la mirada del niño dejó de ser dolorosa y se convirtió en la luz que despejaba las sombras de su mente. Sonrío, cerró los ojos y estiró las piernas, su nuca apoyada en el banco, cuando abrió los ojos se encontró el inmenso cielo sobre su cabeza.

Se sobresaltó cuando alguien tropezó con sus pies, abrió los ojos y puedo ver la figura de un hombre desaliñado que se alejaba.

Continuará...

Sed felices o, al menos, intentadlo...

viernes, 22 de octubre de 2010

Relatos cortos, el comienzo...


Hace tiempo empecé a escribir unos pequeños relatos cortos, hoy empiezo a publicarlos, escribir es compartir y eso es lo que voy a hacer. Son pequeños relatos encadenados, vidas, surcos en la rueda del destino...

Siempre estoy vagando en esta playa

Entre la arena y la espuma.

La marea borrará las huellas de mis pies

Y el viento esparcirá la espuma.

Pero el mar y la playa continuarán por siempre jamás.

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN

ARENA Y ESPUMA

(1926)

El desbordamiento.

Asomada a la ventana contempló el cielo azul, a sus espaldas todo se torno tranquilo y silencioso. Por primera vez en mucho tiempo llenó sus pulmones de aire y el miedo, que moraba en su interior desde que alcanzaba su con sciencia, se alejó, se disolvió como la espuma en la orilla del mar…

Toda una vida aguantando, sufriendo y sintiéndose culpable, Toda una vida…

Era una jovencita de pueblo, a los diez años la pusieron a trabajar en una casa de una familia adinerada, era tan sólo una niña. Pensaba en cómo habían cambiado los tiempos en algunas cosas, su nieta de diez años llevaba una vida completamente distinta a lo que ella tuvo que vivir.

Cuando lo conoció le pareció un chico guapo, se acercó a ella y la trató de una forma que la hizo sentir bien, lo veía como la persona que haría que su vida cambiara y bien que lo hizo. Estuvieron unos años de novios; la situación en la casa donde servía se hizo cada vez más tensa, el señor de la casa empezó poco a poco, al principio eran roces, después la sorpresa de un beso en el cuello, ella reaccionó escapando ante los divertidos ojos del dueño y señor de la casa. Los golpes en las nalgas, los roces fueron cada vez más frecuentes. Su novio le propuso casarse e ir con él a Cataluña a trabajar, a ella le pareció como si le ofrecieran ir al paraíso.

La noche de bodas fue triste, fue el comienzo de lo que vendría después, ella esperaba que él le diera amor, lo que recibió fue la espalda, dijo que estaba cansado. A partir de ese día las relaciones sexuales eran cuando él quería, ella sólo era una cosa usada, poco a poco le fue cogiendo asco. Ahora que recapacitaba no recordaba ni una sola muestra de cariño, de afecto, siempre le echaba en cara que fuera analfabeta, la menospreciaba y humillaba siempre que podía, de esa manera sentía que era alguien, que ocupaba un lugar en el mundo.

Pasaron los años, vinieron los hijos, ella trabajando día y noche, él siempre organizando y dirigiendo. Al menos tenía la satisfacción de ser ella la que había conseguido con su trabajo y esfuerzo y, aún a pesar de él, haber podido salir adelante, lo que tenían era gracias a ella.

Con el paso del tiempo se había acostumbrado a las vejaciones y a los insultos, había aprendido a callar, a no salir con él cuando iba con otras personas pues ese era el momento en el que se cebaba con ella, la usaba como blanco de sus mofas, le gustaba reírse de ella en público. Hace años que ya no salían juntos salvo cuando iban con la familia.

Un día después de una discusión él le dijo: “te vas a enterar”. La miró de una forma especial, cuando volvió de la calle se lo encontró en el suelo en un charco de vómitos, se había tomado un frasco de pastillas. Cuando despertó en el hospital, rodeado de sus hijos, los miró a todos y les dijo que ella era la responsable de aquello. En otra ocasión cogió una cinta gruesa y se la enrolló en el cuello para ahorcarse. Muchas noches le decía al oído: “cuando te duermas me mato”. Hacía muchos años que no dormían juntos ni mantenían ninguna relación sexual, desde que ella se había plantado en ese tema, todo había empeorado, ya no podía soportar su contacto, su olor, sus manos.

Un día, viendo las noticias, dijeron que un hombre había matado a su mujer mientras dormía, él comentó entre dientes que eso es lo que había que hacer limpiar de putas la tierra. Sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo, esa misma noche se empezó a encerrar en su cuarto, desde allí lo oía roncar, moverse en la cama, mientras las horas pasaban, el insomnio era uno de los “regalos” que le había hecho en la vida.

Ahora, en la vejez, en ocasiones él le demandaba algo que nunca había recibido: cariño; a ella le daba la risa cuando él se ponía tierno, él que la había tratado sin piedad.

Los años lo estaban tratando mal, estaba gordo y torpe, ella siempre le había tenido miedo, cuando discutían o le llevaba la contraria primero empezaba a insultarla, desgranaba aquellos que más le dolían. En ocasiones la empujaba y no habían faltado los golpes y patadas, es verdad que no habían sido muchas veces pero el recuerdo de su cara, de verse en el suelo echa un ovillo mientras que se ensañaba con ella le producía náuseas. Se acordaba de aquella vez en la que por una tontería se completó la peor secuencia, primero la insultó, afortunadamente los niños estaban en el colegio, siguieron los golpes la arrastró por el pelo, siempre diciéndole que tenía que respetarlo, que era una puta analfabeta. En el suelo la pateó, se quedó inmóvil, lo sentía respirar muy fuerte, miró desde abajo y lo vio sentado en una silla cerca de ella, no se atrevía a moverse, entonces se levantó y sin media palabra la desnudó y la violó, no gritó, no hizo nada, sólo era una muñeca de trapo. Se juró a sí misma que nunca más volvería a pasar por ello.

Ahora, en la última etapa de su vida, el silencio era lo que dominaba en aquella casa, silencio y cólera reprimida. Los hijos asistían como observadores a la tragedia de su vida. Unos le aconsejaban, sin mucha convicción, que se separaran sabiendo que eso nunca lo harían, otros callaban.

Un día ella se despertó inquieta, él se había levantado temprano y se había marchado a la calle, algo inusual. Pasaba la mañana y no volvía, poco antes de la hora de comer lo oyó abrir la puerta, al ver su mirada supo que estaba a punto de volver a suceder, él se acercó, sin mediar palabra la empujó para pasar junto a ella, cogió un vaso de agua y lo llenó, la miraba aviesamente. Ella no fue capaz de hablar, le pasó por la cabeza aquellas otras veces en las que todo había empezado como ese día, de una forma absurda y terrible. Intentó escabullirse pero ya era tarde, él le dijo que le daba asco vivir con una puta, que lo mirara a los ojos cuando le hablara y que le tuviera respeto, ella podía oler su aliento, el alcohol siempre había estado presente en aquellas otras veces.

El primer y último golpe la cogió prevenida, lo encajó con los pies fuertemente posados en el suelo. Cuando le iba a propinar el segundo, sintió una punzada en el cuello, a punto estuvo de degollarse con su propio impulso con el cuchillo de cocina que ella había interpuesto entre los dos. La sorpresa se dibujó en su cara, la sangre le corría por el cuerpo, no quería ni podía mirar, ya que los ojos de su mujer se le clavaban más profundos que el cuchillo. Entonces la escuchó hablar muy despacio, todo el odio del universo se concentró en aquella cocina.

- Si buscas la muerte, la vas a encontrar, yo ya no temo la mía, he tardado toda una vida en liberarme de este miedo, a partir de ahora tendrás que respetarme o morir.

Un instante eterno hizo que la escena se congelara. El tiempo se paró. Él respiró fuerte, la herida del cuello le dolía, de repente una enorme furia se apoderó de él, una sonrisa cruel fue el heraldo de la desgracia; ella sintió como él, en su inmovilidad, se tensaba como un animal que está a punto de saltar sobre su presa. Le iba a dar su merecido, sólo era una bravata, ella no era capaz de nada en la vida, menos de tener el valor de hacerlo.

Cuando se abalanzó sobre ella sintió un calor grande en el cuello, su cuerpo se desplomó hacía atrás y desde el suelo la pudo ver mientras se ahogaba en su propia sangre. Antes de morir la escuchó decir: “me has enseñado lo que es vivir en el infierno ahora arde en él”.

Lo último que vieron sus ojos fue como ella se alejaba y se asomaba a la ventana.

jueves, 14 de octubre de 2010

II EDICION DE LA BREÑA Xtreme

La segunda edición está calentando motores; este es cartel provisional que nuestro informático solidario nos ha creado, la web que está haciendo es tan espectacular como este cartel. Cada día que pasa me asombra encontrar tanta gente con ganas de aportar lo que sabe de forma altruista. Este hombre, resta tiempo a su familia y a sus jovies para trabajar para la causa solidaria, me emociona...

Paso a paso, esfuerzo a esfuerzo podemos conseguir que este mundo sea un poco más habitable...

Sed felices o, al menos, intentadlo...

domingo, 10 de octubre de 2010

Sincronicidad...


Me encanta la sonrisa del tipo...

Sed felices o, al menos intentadlo...

domingo, 3 de octubre de 2010

Añoranza de las arenas...





En un día nuboso las arenas del desierto vuelven a mi mente y corazón, la música de Jan Garbarek y las fotos de alguien que lo ama tanto como yo...

Sed felices o, al menos intentadlo...

martes, 14 de septiembre de 2010

La gran carrera

"¡Hay de mí, si la carrera hubiera sido más larga!...

Así se lamenta el corredor en un pasaje de la Iliada, si la carrera hubiera sido más larga...quizás hubiera podido ganarla...eso parece estar pensando el corredor.

En el Tao se llama la Gran Carrera a la carrera disparatada de querer más, la mente siempre quiere más, más placer, más dinero, poder, éxito, reconocimiento. Esa gran carrera en su extrema concepción nos lleva a la locura. En cambio existe otra ruta, no es una gran carrera pero sí es un sendero fresco e interior lleno de grandeza. En él se puede disfrutar de los placeres sin cegarse con ellos, se nutre de dos elementos fundamentales: el primero la capacidad de asombro ante la magnificencia de la vida, el otro la gratitud, el agradecimiento por poder disfrutar de ella en cada pequeña cosa que se nos presenta.

Sed felices o, al menos, intentadlo...

martes, 24 de agosto de 2010

Imágenes desde el Sur...

Jemaa Sahim es un pequeño pueblo al Sur de Marruecos.Un lugar donde unos ojos que no ven dirían que no hay nada, un lugar donde la falta de medios materiales echarían para atrás a muchos de los que vivimos un poco más al norte. Pero si buscas bien, si buscas sin anhelo, simplemente estando, dejando de correr y convirtiéndote en observador, a veces, ocurre; y la realidad, la esencia aparece en forma de un flash de la consciencia, algo onírico y efímero a la vez, algo que un a vez se ha visto se recuerda por muchas veces que parezca que se olvida.

Rocío mi hija mayor está allí y me ha escrito este correo que me llena de alegría, pues no puede haber una más grande para un padre que saber que esa luz, la luz del presente, del instante ha emitido un destello. El camino sólo ha comenzado pero las grandes carreras se empiezan con un pequeño paso, aunque este no lo es.

Escribo este blog hace tiempo porque creo que es un buen medio para que la fuente de inspiración vaya fluyendo de unos a otros, a veces me inspiráis y, quizás os haya inspirado alguna vez, pero es Tureya la que deja pasar la luz, la cristalina la que hoy me ha inspirado y, por ello lo comparto, con su permiso con todos vosotros...

Sed felices o, al menos, intentadlo...


Correo desde Jemaa Sahim, Marruecos 23.08.2010

"Etoo habla poco, pero siempre sonrie.
Viene y va, pero siempre esta.
Sus ojos brillan de una manera especial y nunca se si es su sonrisa la que los ilumina o es al reves.
A veces me pregunto que hay detras de esa sonrisa permanente y en seguida me contesto, nada y tambien TODO.
Cuando Etoo viene a ver que tal va el dia.rapido se dibuja en mis labios una sonrisa; una sonrisa que me conecta con el presente; con lo unico que importa.
Y es por eso que Etoo es especial, porque me regala momentos de conexion, momentos llenos de vida que se guardan para siempre en mi corazon.
Etoo es eso que todo el mundo aspira a ser y lo magico es que el no trata de serlo, simplemente lo es, es una buena persona, de esas que hacen que la vida tenga aun mas sentido"


sábado, 21 de agosto de 2010

Dos lobos...

La sabiduría nos llega de mil sitios distintos...puede estar en un sesudo discurso intelectual o en una galleta de la suerte...

Ayer fui a comprar incienso a la tienda de mi amiga Isabelita, Natura, una empresa que conecta con muchos valores que me son cercanos. En la bolsa de papel ponía lo siguiente:

Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía:

"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en el corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión."

El nieto preguntó:

"Abuelo, ¿dime cual de los dos ganará la pelea en tu corazón?"

El abuelo contestó:

"Aquel que yo alimente"

Creo firmemente en que la única libertad que a la que podemos aspirar, la única que podemos materializar es la de decidir y elegir, en este caso, a cual de los dos animales vamos a alimentar.

Si lo anterior lo relacionamos con el el Tao, cuando nos dice:

"sirve a los demás y todas tus necesidades serán colmadas" creo que el camino se abre ante nosotros, lo decía el poeta sufí Hafif con elegancia y simplicidad:

Cada persona
es Dios que nos habla.
Sé cortes, escúchale.

Sed felices o, al menos, intentadlo...

martes, 17 de agosto de 2010

Te bajo el árbol...


Etoo y Adil hablaban con Tureya bajo el árbol, la tarde había caído y era el momento de las risas, Etoo siempre tenía una en el rostro. Adil, más formal, le excusaba diciendo que su mente era simple, nada que ver con algo peyorativo, simple y natural, feliz más bien. Reían por los malentendidos de las traducciones simultáneas, Etoo hablaba en árabe, Adil traducía al inglés y la mente de Tureya lo convertía en castellano.
Tureya no sabía como se llamaba Etoo en realidad, sólo que era un calco del jugador de futbol y una sonrisa andante.
Cuando uno está tan lejos de casa el corazón se ensancha, se desprotege de las corazas que normalmente tenemos armadas para proteger lo que no es posible guardar, es por eso que hay momentos en los que las andanadas que nos lanzan los corazones ajenos nos dejan sin aliento y con un nudo en la garganta.

Un silencio se hizo entre los tres.
Miraron el árbol.
Cuando estés en tu tierra te acordarás de este árbol y de nosotros ¿no es cierto Tureya?.
Me acordaré, dijo ella, y algo profundo cambió.

PD Tureya: en árabe transparente y claro como el cristal.

Inspirado en una situación real.
Para Tureya desde el corazón.
Quien confía no se pierde...

¿Qué hora es Tureya?
- Ahora.
¿Quien eres Tureya?
-Este instante.

Sed felices o, al menos, intentadlo...

miércoles, 21 de julio de 2010

El último viaje de Keyta...


Una pequeña foto en un períodico, una mirada.
Keyta estaba pasando un día de campo, sol y agua en un pantano, estaba acompañado de unos amigos. El hijo de uno de ellos se adentró en el agua y pidió ayuda, se ahogaba. Keyta no dudó, si lo hubiera hecho no se hubiera salvado el pequeño. Pero Keyta no sabía nadar y las aguas se lo tragaron.
Me imagino al joven atravesando en una patera (no tenía papeles) cientos de millas nauticas, sabiendo que no sabía nadar. Las aguas del mar lo respetaron pero las de ese pantano no.
Keyta no dudó, me encoge el corazón. Keyta no dudó...
A veces la humanidad se muestra de forma plena, algunos podrían pensar que fue un acto reflejo, pero para que este muchacho obrara de esta forma se tuvo que abrir la puerta de aquello que nos hace más plenamente humanos: la empatía y la conducta altruista...sabía que apenas sabía nadar pero se arriesgó, salvó al pequeño y dejó la vida, esta vida, en ese pantano. Keyta nos mira, desde algún lugar. El arrojo de este muchacho y su muerte que se deriva de ello, no sólo ha servido para salvar al niño, también para que muchos reflexionemos sobre el gesto, sobre su humanidad, sobre nuestra humanidad.
Ahora el cuerpo de Keyta espera en un tanatorio para que se reúnan los fondos suficientes para que su familia pueda enterrarlo en Mali la tierra a la que quería volver, harto ya de nuestro mundo de riquezas y vacío.
Sed felices o, al menos, intentadlo...

martes, 15 de junio de 2010

Lágrimas...

"Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal; está en nuestras lágrimas y en el mar..."
pensamiento sufí

¿Donde van las lágrimas que derramamos?...

Covadonga Cué es la fotógrafa de la expedición iberoamericana en el Maratón de las Arenas, esta es su obra. Nunca una foto me ha causado tanta impresión, tanta emoción; ha plasmado un momento de una intensidad vital enorme. Refleja mi llegada a meta en Sables, las manos, esas pequeñas manos que me impulsaron y me elevaron están presentes, siempre por encima de mí, mi cabeza apuntando al corazón. El último kilómetro lo dediqué a recordar a todos los corredores invisibles, a todas aquellas personas que tienen un lugar en mi corazón, recordando días de sol y luna en la noche. Paso a paso fui completando los últimos metros, allí estaba la meta. El viaje estaba a punto de terminar, no hay pensamiento, sólo sentimiento. Sólo por vivir ese instante hubiera merecido la pena todo lo que allí se viví. grandeza y sufrimiento, conexión con la naturaleza salvaje y con las profundidades de uno mismo.

Las lágrimas que uno derrama van a algún lugar, emoción de emociones...camino de ida y vuelta...

Sed felices o, al menos intentadlo...

lunes, 31 de mayo de 2010

Retratos: Edgar y Juancho


Conocí a Edgar en el 2008, era nuestro primer maratón de sables, un Colombiano de gesto tranquilo y amable; fui testigo, entonces, de su valía deportiva; lamentablemente no pude llegar a conocerlo de forma más profunda ya que no estábamos en la misma Haima.

Este año Edgar venía acompañado de su hijo Juanchito. Dieciseis años, el competidor más joven que ha participado jamás en una de las pruebas más duras y exigentes del mundo. Ambos eran parte de la haima en la que pasé los días y las noches de esta edición del maratón de las arenas.

Cuando llegaron al desierto no tenían el material necesario, una serie de infortunios les habían hecho llegar al desierto sin comida, material y apenas equipo. Ya en el aeropuerto de Madrid toda la expedición española y sudamericana se movilizó, unos aportaron comida, otros mochilas e incluso detalles pequeños pero necesarios en este tipo de pruebas. Al final, ambos, tenía lo imprescindible para poder empezar.



juancho


Muchos hombres y mujeres, curtidos en muchas batallas del ultramaratón, han sucumbido ante la dureza sin igual del maratón de las arenas; "la maldita carrera de locos" según las palabras de mi admirado Jorge Aubeso, se ha combrado muchos dorsales, muchas ilusiones se han visto truncadas. Sin embargo, Juanchito, bajo la mirada atenta de su padre, con la fuerza y potencia de la juventud que es bien encaminada, lo ha conseguido. Día a día llegaba a la meta, como un pura sangre que corre desbocadamente al principio, más tranquilamente después, oyendo la voz del desierto que te susurra al oído y que, si la oyes, te lleva por buen camino.


Juanchito sólo tiene pequeño su nombre en diminutivo (me gusta llamarle así y seguro que a mí me lo consiente) y su edad. Un gran corazón late dentro de su pecho; acostumbrado, por mi profesión, a observar al ser humano, puedo saber que es así.



Para mí Juanchito es un símbolo, una bandera; la de aquel que, desde joven, está del lado de la vida que puede hacer que seas lo mejor que puedas ser...es un potencial, una energía que espero y deseo que siga por el camino que ha elegido...el de la superación y crecimiento personal.


Edgar

Para Edgar no era importante la competición, él es uno de aquellos portentos de la naturaleza que pueden estar entre los primeros de una exigente prueba, lo realmente importante era la experiencia vital con su hijo, no lo hablamos, pero dudo mucho que me equivoque. El primer día, una etapa corta se dio cuenta de que Juanchito no administraba bien sus reservas, como buen pura sangre, pero sin experiencia ninguna en estas pruebas, no comía ni bebía demasiado, eso en el desierto puede costar muy caro. A partir de la segunda etapa Edgar no se separó de su hijo. En la etapa non stop decidieron vivaquear en la inmensidad de la noche del deiserto; cuando me enteré de su intención una sana envidia retrospectiva me invadió ¡quien hubiera sido juanchito!, una admiración profunda por ese padre y ese hijo me llenó el corazón. No importaba nada la competición, era la experiencia vital entre un padre y un hijo.
Edgar el hombre de mirada limpia, de corazón tranquilo, lleno de confianza en Dios; Juanchito digno hijo de su padre.
En la vida si no eres consciente de lo que te ocurre vas ciego en la oscuridad; soy consciente de haber tenido la suerte de aprender de ese padre y ese hijo, de esos dos corazones que han paseado su humanidad por las arenas del desierto.
No sé si algún día la vida nos reunirá de nuevo lo que sí sé es que jamás se romperá el vinculo que se ha fraguado en la haima 51.
Sed felices o, la menos, intentadlo...



domingo, 23 de mayo de 2010

Atalayas...



Atalaya: Eminencia o altura donde se descubre mucho espacio de mar o tierra.


El discurrir de la vida es un recorrer un camino, un sendero lleno de sorpresas, incertidumbres y lugares de descanso. En ocasiones este sendero se torna hostil, oscuro, lleno de sombras, otras, sin embargo tienes la posibilidad de subir a alguna atalaya desde la cual coger un poco de perspectiva, quizás, para subir a ellas debes apartarte un poco de tu camino, dejar la "seguridad y certidumbre" de tu sendero y atreverte a subir.

Creo que me he acostumbrado a subir a las atalayas que voy divisando, procuro no dejar ninguna atrás.

He subido a una muy alta, en la que se ven los fuegos de los corazones de la buena gente, de aquellos que, pudiendo ser lo peor, son lo mejor que pueden ser, aquellos que deciden dar en vez de recibir. He visto sus ojos, he visto sus corazones brillar en sus pechos, he visto como muchos se han vaciado por una idea, por un ideal. Este acantilado de la Breña significa para mí un símbolo, una atalaya desde la cual los he podido contemplar, me he perdido en sus miradas, he conocido gente buena. Me han regalado su ejemplo, su sencillez, sus inquietudes, su amistad y un sin fin de cosas que atesoro como lo más preciado. Me he dado cuenta que merece la pena el esfuerzo de subir a estas atalayas, estas fortalezas interiores.


Sables ha sido y es para mi una atalaya interior, un viaje hacia lo profundo; estar en contacto con la naturaleza primigenia y descarnada, allí donde nadie habita, recorrer, peregrinar en soledad por los páramos aparentemente yermos, exteriores e internos, volver a comprobar que en ellos está la verdadera fuente que nos anima. Contemplar/se y vivir la libertad plena de no depender de nada ni nadie, seguir adelante jugando una partida incierta, como la vida misma. Compartir lo bueno y lo malo, ver lo mejor y lo peor del ser humano pues en las situaciones límites aflora con facilidad lo uno y lo otro. El desierto no es una película de dibujos animados, es la dureza del pedernal y la suavidad de la arena en tus manos, la risa y el llanto...la vida.

Me gusta sentir la felicidad que emana de saber que vas por el camino correcto, en definitiva de eso se trata, se ser consciente de ello y dar un paso más...

Sed felices o, al menos, intentadlo...

domingo, 9 de mayo de 2010

Retratos...Oscar


"Transforma tu orgullo en dignidad..."
Jodorowsky
Parece que hace un siglo que ocurrió, pero sólo han transcurrido 10 días. Jueves 29, íbamos a organizar la entrega de dorsales del día siguiente en la casa de la cultura; el sol presagiaba buenos augurios para el fin de semana. Allí estaba, sentado en las escaleras, me acerqué a él y nos pusimos a hablar, era el primer corredor de la Breña. Desde Tenerife hay un largo camino hasta la Breña y él lo había recorrido. Su mirada franca, su porte de ultrafondista y una actitud serena me llamaron la atención.

A lo largo de las siguientes horas pude atisbar de la pasta que está hecho este isleño de mirada penetrante...



El circuito iba desgastando a los participantes, la arena, como si de una gran lima se tratara, iba consumiendo los cuerpos y las mentes y limpiando el corazón; cada vez que lo veía le animaba y charlaba un rato con él: "eres mi héroe, le decía", pues su carrera había empezado mucho antes que los demás.


La tarde dejó paso a la noche y el agotamiento físico y psicológico se extendía entre los que cruzaban la meta una y otra vez...

Serían las 2 de la madrugada cuando me avisan que hay un corredor al que le ha dado una fuerte crisis alergica, su ventilación era muy mala y le estaban poniendo una terapia con aerosoles, pero ese no era el problema; después de que le hubieran dicho el médico y el DUE que no podía seguir en carrera, el corredor se negaba. Cuando llegué allí me encontré a Oscar, ventilaba muy mal a pesar del chute de ventolín que le estaban metiendo, me senté a su lado y, después de ver como se encontraba, empecé a hablar, desde el otro lado de la máscara me dijo: "voy a seguir", una y otra vez le di la vuelta, le argumenté y con su disco rayado, con un hilo de voz..."si, pero voy a seguir".

Como no veía avance, me marché a dar una vuelta; cuando volví, me senté y le susurré al oído: "¿si estuvieras en mi lugar me dejarías seguir?". Oscar me miró con sus grandes ojos y pude intuir su sonrisa detrás de la máscarilla. Todo arreglado, se acabó...has hecho una buena carrera...Hazme una foto, me dijo...y se la hice.

Esta es la historia de un bravo y tozudo ultra, de mirada tranquila y modales suaves; un buen ultra que supo transformar el orgullo en dignidad...
Sed felices o, al menos, intentadlo...



viernes, 7 de mayo de 2010

Ser fuerte en lo grande...







"Para ser fuerte en lo grande hay que hacerse fuerte en lo pequeño"
Esta es la historia de un ganador, pero la singularidad de estas pruebas es que no hay uno sólo, cada uno de los que se enfrentan a sus límites lo es. He sido testigo emocionado, esta vez desde fuera, de sus historias.
Va la primera de ellas...
Recordar: del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón.
Traigo a mi mente, desde el corazón, la historia de unos grandes deportistas, anónimos, discretos...grandes.
Mi hermano Gerardo (para los que aún no lo sepan es hermano del desierto, allí donde se fraguan fuertes vínculos), tenía ganas de competir; sólo habían pasado varios días desde que llegó del desierto en donde había hecho una enorme carrera. Aún sin recuperar se enfrentó a la Breña, a la dura Breña, arena, cortafuegos, subidas y bajadas...iba cuarto a las pocas vueltas; aprovechó una oportunidad y, cuando los que iban por delante estaban bebiendo agua y comiendo, salió con su tuperware de pasta y se la comió por el camino...pero tuvo un problema físico y el que iba detrás, el segundo, Rafa (Fali el coleta, el hombre de la eterna sonrisa en la boca) se paró, pasó de la clasificación y le ayudó a estirar, pues los calambres de Gerardo eran serios, se quedó con él hasta que estuvo bien. La carrera sigió, eterna, vuelta tras vuelta y Gerardo consolidó su primera posisición sacando a Fali cerca de 50 minutos o más de diferencia.
Eran las 6 de la madrugada, la humedad, el frío eran intensos, agotado, después de tres días de casi no dormir, Hugo, el segundo director de carrera me obligó a echar una cabezada, no había dormido ni una hora cuando Hugo llamó a la puerta de la autocaravana.
- Julio, tienes que ver esto.

Mi hermano "El tito" Gerardo se había sentado a 100 metros de la meta, llevaba allí un buen ratos, tenía calambres muy dolorosos, su mujer Carmina le animaba a que entrara en meta, él negaba una y otra vez: "Tengo que esperar a Fali, él me ha ayudado y es el ganador", cuando vi a mi Hermano, después de haber recorrido 153 kilómetros sin parar la emoción me embargó, me abracé a mi buen hermano.
-Me vas hacer llorar, me dijo.

Se pudo tomar un café muy dulce que le llevé, antes todo lo había vomitado.


Pasaron muchos minutos, eternos, hasta que Fali asomó por la vaguada, fueron momentos de una intensidad emocional enorme, no sólo se estaba materializando el sueño, la carrera estaba llegando a su fin sin graves incidencias médicas...y ahora este final...



Esta es la Historia de dos atletas de talla sin igual; Gerardo el hombre discreto, competitivo y a la vez capaz de ceder su puesto, tan duramente conseguido, a quien le ayudó. De Fali el hombre que siempre sonríe, siempre dispuesto a ayudarte. Esta es la historia de una leyenda, la leyenda que queda en nuestros corazones, la leyenda que hace que este noble y duro deporte sea fuente de inspiración para que otros sigan la senda del buen deportista y del ser humano que da lo mejor de sí mismo...en busca de el límite que nos hace mejores...

¡Quien resiste vence!

Sed felices o, al menos, intentadlo...




martes, 4 de mayo de 2010

Sueños...

Me siento como cuando acabé Sables por primera vez, al llegar a la meta euforia, emoción desbordante y una intuición: "no ha acabado".
La Breña es un sueño, la materialización de un sueño imposible, o al menos aparentemente imposible. A veces el ser humano se siente pequeño, minúsculo ante las grandes empresas, así me he sentido yo en muchas ocasiones; me preguntaba si yo sería capaz de poder llegar...no se trataba de un reto personal, de hacer una prueba más o menos dura, se trataba de una grave responsabilidad, la de tener en tu mano la Organización de algo muy grande, algo con una complejidad logística enorme. Han sido dos años de trabajo, al princìpio éramos dos personas y un sueño, después el número ha ido creciendo más y más. Ayer, mirando el listado de los voluntarios de la Organización, repasando sus caras, su trabajo durante 28 horas sin parar, recordaba los momentos de incertidumbre y soledad. Cincuenta personas, más otras cincuenta de protección civil, médicos, fsios y podólogos...me emociona pensar en lo que han trabajado, lo que han luchado reido y llorado...ha sido una prueba de emociones, a veces me he tenido que esconder para que no me vieran llorar de emoción (mi hijas me lo notaban siempre).
Me siento como un cubito de avecrem concentrado, son tantas las emociones, las vivencias que pugnan por salir que parece que voy a explotar...aún no he podido procesar, sacar de dentro de mí las vivencias de Sables y ahora un tropel de imágenes y sensaciones vienen del corazón a la mente.
Cada uno ocupamos un lugar en la vida, un sitio en el cual cantar nuestra canción; unos son buenos carpinteros y hacen felices a las personas con sus creaciones, otros nos hacen la vida más facil con sus trabajos, siempre hechos con amor. Un día me di cuenta de quien era, de para qué estaba aquí, al menos para una de ella: soy capaz de vivir con pasión mis sueños y consigo que otros me ayuden a hacerlos realidad haciéndolos suyos a su vez. Una vez vi a un tipo de unos 55 años que en la meta le decía a Patrick Bauer, director de carrera del Maraton de sables,: "cuando te pregunten si has hecho algo en la vida diles que has logrado inspirar y hacer felices a gente como yo". Este fin de semana he visto eso, lo he vivido, he sentido el agradecimiento en la mirada, en los abrazos.
Por si fuera poco la carrera ha sido épica en todos los sentidos de la palabra. Mi hermano el Tito Gerardo (uno de mis hermanos que me han acompañado a Sables) ha protagonizado una gesta al alcance de pocos, con su manera de ser, callada, discreta, a veces ausente, a veces distraída y atenta a la vez, nos ha dado una lección...pero eso es otra historia... quizás mañana....
Sed felices o, al menos intentadlo....

martes, 20 de abril de 2010

Se acerca el otro gran momento...

Estos días son de una actividad frenética, al trabajo no realizado mientras estaba vaganbudeando por las arenas del desierto se unen un millón de pequeños detalles a coordinar; 250 atletas, más de 100 voluntarios...además no podría haberme metido en una prueba de 10 kms que se acaba en 2 horas, no, yo tenía que meterme en una ultra y de estas características. La verdad es que el trabajo realizado durante cerca de dos años se va materializando, ahora lo que me inquieta es lo que no depende de mí, no me refiero a imponderables como el tiempo u otras cuestiones, me refiero a que los que se han comprometido cumplan.
Todo el mundo me pregunta si estoy nervioso, les contesto, sinceramente, que no; y es que tengo en mi mente un viejo dicho sufí que me ha acompañado en esta edición de Sables como si de un mantra se tratara: "el que confía, no se pierde...", esto unido a una fuerte inversión de tiempo y ganas para planificar, movilizar, aprender a adaptarte a las circunstancias, me ha llevado y me lleva a que, al día de hoy, esté sereno. No es que la responsabilidad me dé igual, en absoluto, sé que se van, voy, a cometer muchos errores, pero también sé que no son en lo fundamental y que he intentado, por todos los medios, no el agradar a todo el mundo, lo cual es imposible, sino el fijarme en las cientos de pruebas que llevo en las espaldas y ver lo que funciona y lo que no, es decir aprender de los otros.
Tengo ganas de que llegue el momento del salto, el momento en el que la realidad valide la planificación. También tengo ganas, si tengo que ser sincero, de que pase este huracan, para dedicarme a lo que ahora está olvidado y apracado; echo de menos meditar, entrenar para recuperarme del tremendo palizón de sables, pintar, leer, dedicarme a arreglar mi jardín el cual está como si hubiera pasado un tornado, hacer y colgar nuevos móviles que han sido destrozados por los vendavales (para ello, ya he empezado a recopilar cosas como bambú y demás materiales), pero sobre todo, lo que es una fuerte necesidad es la de escribir sobre lo que he vivido en el desierto, recordar y fijar para luego "olvidar".
Espero pronto expandirme como una mancha de aceite en un lienzo...la calma volverá y la volveré a disfrutar. Aunque no creáis que no estoy disfrutando este vendaval, pues hay algo que, desde hace algún tiempo es una realidad en mi vida: intento no hacer nada que no me motive y refuerce y esto lo hace con creces...
Sed felices o, al menos, intentadlo...

miércoles, 14 de abril de 2010

Una vez más...

Ya estoy en casa, el sueño parece un sueño, pero ha sido realidad, una realidad grandiosa, espectacular, llena de vivencias y experiencias que, cada una de ellas, hubiera sido suficiente para poder justificar estar allí. Han sido días de una gran intensidad, más no me siento vacío ahora, con esa sensación tan temida por los ultras de "después de", no, no es mi caso, ahora una gran cantidad de de vivencias se arremolinan en mi mente, vienen directas desde el corazón, ese lugar de dentro de mí mismo donde se gesta aquello que, realmente, merece la pena en la vida.
Pasan por mi mente las caras de los que me han acompañado en la aventura, los nombres de los que no estuvieron físicamente pero sí es espíritu. He sentido, en esta ocasión, más que nunca la fuerza de los que me aman, la energía del amor me ha llegado con nitidez. He subido y he bajado, he reído y llorado, he sufrido y he llegado al placer más extremo de sentirme en plena conexión con aquello que sólo llego atisbar.
Pronto empezaré a dejar fluir el torrente de vivencias que se han acumulado en mí; escribiré para mí mismo, como si nadie me leyera, la única manera que conozco de que me salga aquello que realmente es verdadero.
Una vez más el milagro se ha producico y sigue materializándose; cada cosa que hago ahora, en este instante tiene un valor amplificado: beber, comer, dormir, estar a resguardao del sol y el viento, compartir mis experiencias sin ningún límite de caracteres...la amplificación está en marcha...
Sed felices o, al menos, intentadlo...

miércoles, 31 de marzo de 2010

Llega el día de la verdad...


NIÑOS Y NIÑAS DE LA ASOCIACIÓN 100% MAMÁS HACIENDO NUESTRAS BANDERAS

Mañana salgo para Madrid, el viernes y el sábado días de aclimatación en el desierto, el domingo primera etapa. Este mes has sido, como preveía, un mes a tope, trabajo al ritmo normal, Organización de las 24 Horas para dejarlo casi todo en su sitio, entreno...pero he llegado al final contento, animado y fuerte. Después del duro golpe de lo de Fidel me he recompuesto.

Haga lo que haga en esta edición se lo dedicaré especialmente a él, será como recorrer el desierto por él. También se lo dedicaré a mi buen y reciente amigo RICHARD; sus dos nombres junto con las banderas que me han hecho los niños de ANDEX y de 100% MAMAS me darán fuerza. Por supuesto las fotos de mi familia en mi pecho, sin la ayuda de Carmen, su compresión y su amor, nada de esto sería posible y mis hijas que sufren y, creo, aceptan, mi forma de ser y de sentir.

Y todos los demás corredores invisibles que me acompañeis, para ello os pogo unos enlaces por si me quereis acompañar en mi aventura.

MARATÓN DES SABLES 2.010

Este año hay novedades…desde el períodico la VOZ de Cadiz digital se podrán seguir mis vivencias desde el desierto, han creado un BLOG llamado “escrito desde la arena”. Cada etapa intentaré mandar un mail vía satélite y contaros como va la cosa. Espero mandar desde el desierto el primero el 3 o el 4.

Ya está colgado la primera entrega para abrir boca.

http://www.lavozdigital.es/cadiz/deportes/

O EN ESTE DIRECTAMENTE

http://blogs.lavozdigital.es/escrito-desde-la-arena/posts

No podeis imaginar, o quizás sí, lo que supone recibir en el mismo desierto, cada día, después de la etapa, vuestros mensajes de aliento…así que espero que me mandéis alguno!!!!

PARA ESCRIBIR MENSAJES DE APOYO QUE RECIBIRÉ EN PAPEL TODOS LOS DÍAS

DESDE EL 03..4.2.010 HASTA EL 09.04.2.010 AMBOS INCLUSIVE

http://www.darbaroud.com/

DEBES PINCHAR EN EL APARTADO ECRIRE AU CONCURRENTS (ESCRIBIR A LOS PARTICIPANTES)

INGRESA EL DORSAL 1013

NOMBRE JULIO

APELLIDOS BECERRA VICENTE

TAMBIÉN PODRAS SEGUIR MI RECORRIDO ON LINE A TRAVÉS DE LA PAGINA ANTERIOR EN EL APARTADO

SUIVEZ L´ADVENTURE EN DIRECT/ FOLLOW THE ADVENTURE LIVE.

INGRESA O BUSCA EL DORSAL 1013 Y MI NOMBRE

O EN LA SIGUIENTE PÁGINA (LOS MENSAJES DE APOYO QUE ME PONGAS EN ESTA PAGINA NO LOS RECIBIRÉ EN EL DESIERTO, SÓLO A LA VUELTA)

http://www.racetracker.es/es/25_mds/

IGUALMENTE BUSCA EL SORSAL 1013 Y EL NOMBRE Y APELLIDOS Y SALDRÁ LA PAGINA EN LA QUE PODRÁS VER EL MAPA EN GOOGLE EARTH Y MI AVANCE.

Sed felices o, al menos, intentadlo...
Hasta dentro de un instante.