martes, 24 de junio de 2014

Impermanencia o el adíós a una etapa...

Todo es impermanente, todo llega a su fin, antes o después. Cuando algo nos gusta lo esprimimos como un limón, hasta la última gota. eso he hecho.

A la hora de despedirnos de algo o de alguien es bueno no hacerlo con una mirada torcida. El desierto me ha dado mucho, me dio la fuerza y el valor para creer en mí mismo de una forma desconocida, me hizo contemplar la belleza de una forma especial; soy consciente de que la belleza estaba allí, pero sobre todo estaba en mi mirada, cuando ésta cambió, el desierto se convirtió en un lugar de dónde querer escapar.

Son cuatro las ediciones en las que pisé las arenas, las cuatro son dignas de ser recordadas.

Tuve una buena despedida del desierto, la mejor, al atardecer cuarenta y cinco minutos de viaje en helicoptero desde el vivac a Errachidia, medité en la belleza de una forma desapasionada y despegada como sólo puede hacerlo quien siente la verdadera realidad de la impermanencia.

Hoy digo adiós a esta etapa y a este blog. 

Pronto verá la luz otro blog donde mi nueva etapa se despliegue, si es que ha de hacerlo...

Otros senderos me esperan o eso creo, nunca se sabe, otros intereses.

Sed felices o, al menos, intentadlo

domingo, 4 de mayo de 2014

Te veo…me ves…

Carta a un buen padre…

Antes de marcharte al otro lado dijiste que querías asistir al curso que imparto los lunes y no has podido ir, por eso te cuento algo de lo que, en tu honor, impartí a mis alumnos.

Sé que estás, sé que eres y por eso sigues vivo dentro y fuera de nuestros corazones.
Dicen que el amor es ciego, pero no es verdad; sólo aquel que ama conoce de verdad, puede ver de verdad. Existe una forma de ver y vivir la vida a resultas de esa mirada, se llama conocimiento por amor, cuando amamos a alguien lo vemos de verdad, esa persona es capaz de bajar las defensas, mostrarse tan cual es, entonces aparece, en su esplendor ante nuestros maravillados ojos; el amor a la vida te ha hecho sentirla, vivirla de esa forma especial, te ha convertido en un ser humano con visión clara. Los que te amamos te hemos visto, hemos tenido el privilegio de verte en tu más plena humanidad; cuando se ama, cuando se ve de esta especial forma, el ser amado se convierte en perfecto en esa imperfecta perfección que hace que no queramos que nada cambie. Te he visto, me has visto, el amor ha hecho que no siendo mi padre te sienta como tal; como tú decías, tu cuarto hijo, ¡Qué enorme privilegio y honor!.

El hueco que dejas es enorme y es proporcional al amor que nos profesamos. Son momentos duros en los que sabes que estamos tristes y a la vez alegres de tenerte en nuestras vidas pues hay cosas que son tan ciertas como la luna y el sol, vives, estás en cada uno de los actos de bondad que realicemos en nuestras vidas y que son consecuencia de tu enseñanza y modelo de vida. Perfectamente imperfecto, con tu vitalidad y tu alegría de vivir, con tu amor por la vida nos dejas un enorme legado, una enorme herencia que atesoramos como una preciosa joya.

Pedirte un pequeño favor, espérame al otro lado, quiero verte el primero cuando me llegue la hora, con tu media sonrisa y tu mirada limpia.



Te veo y me ves y eso no cambiará...

Escrito desde la cara luminosa de la luna

jueves, 1 de mayo de 2014

ALGO OSCURO SE ESCONDE EN LA OSCURIDAD…

Somos seres humanos, seres que albergan en su interior la capacidad de brillar, pero dentro de nosotros habita algo oscuro, esa parte de nosotros egoica y tendente al apego; necesitar algo es ser esclavo de ese algo. No te vas dando cuenta pero la oscuridad escondida, esa que no puedes ver, va creciendo.

Cuando era un joven maratoniano necesitaba correr, necesitaba esa clase de droga diaria, mi mente se volvió rígida y apegada al objeto de su obsesión.

Después de incontables carreras cortas, medias maratones y maratones la oscuridad dentro de la oscuridad emergió, la pude entrever, me di cuenta de dónde estaba, fui consciente y la luz brilló durante el tiempo suficiente para cambiar de rumbo, desapegarme y pasar a otro nivel. Pasé, entonces, al ultrafondo, aquello era otra cosa: resistencia, ritmos cómodos, carrera y marcha en espacios abiertos, conexión con la naturaleza…

Poco a poco, sin darme cuenta, ese algo oscuro dentro de la oscuridad ha ido creciendo, una vez más no me he dado cuenta, pues la oscuridad es muy profunda dentro de la oscuridad. Ahora, después de mi experiencia en mi cuarto Marathon des Sables, me doy cuenta que, una vez más me he apegado, necesitado de aquello que sólo debe ser un complemento, una opción entre otras.
Debí darme cuenta cuando me he oído decir a mí mismo que era un “yonqui del desierto” como todo yonqui, sólo puedes re-encontrarte contigo mismo cuando asumes la realidad, cuando la oscuridad da paso a la luz de la consciencia.

No hay nada malo en desear algo, disfrutarlo, pero la mente siempre quiere más, entonces quiere poseer ese algo, sea un desierto o cualquier otra cosa, entonces, todo se complica y descuadra, se pierde el equilibrio y la oscuridad te acaba envolviendo.

Seguiré amando el desierto que tanto me ha dado cuando nada le pedí… pero de otra forma Otros espacios se abren ante mí. Esa oscuridad los había cegado, aplacado y ninguneado.

Sonrío con la sabiduría del idiota que es consciente de ello.

¿Cómo he podido estar tan ciego?

La respuesta es rotunda: la oscuridad dentro de la oscuridad es total, sólo se puede salir de ella ante el estallido de la luz de la consciencia plena, esa para la que, no siempre, estamos preparados, para la que hemos sido creados.

Ten presente, amigo, que algo oscuro se esconde en la oscuridad, si quieres ver lo que es sólo has de estar despierto, no dormirte, estar atento y consciente y, sólo entonces, quizás, puedas ver lo que la oscuridad alberga en su interior.

Casablanca Abril 2014
Escrito desde la cara oculta de la luna


domingo, 27 de abril de 2014

BLUES PARA LEE...


Cuando subí al Falcón Lee estaba tumbado en su camilla, un enfermero y un médico le asistían, uno de ellos apretaba el respirador manual de plástico que se introducía en su garganta. Al pasar junto a él vi que era un tipo muy grande, pelirrojo y con barba de unos cuantos días; un fuerte golpe de calor lo había tumbado en la tercera etapa, en coma profundo. Sus manos y sus pies hinchados parecían enormes guantes de beisbol.

Un Falcón es un avión pequeño, un reactor rápido, pero muy pequeño; me hicieron pasar al fondo, donde había dos pequeños asientos, muy cerca de los pies de Lee. Mi gotero llevaba bastante tiempo obturado, el enfermero se dio cuenta de ello y me empezó a poner bien la aguja en mi mano; mientras, Lee, roncaba rítmicamente, al ritmo de un monitor con sus constantes vitales, luces verdes y rojas, la línea que separa la vida de la muerte. Una banda sonora extraña que me recordó  la lenta cadencia de un triste blues.

Me impresionó el olor a muerte (es lo que pensé cuando lo sentí) que impregnaba todo; de vez en cuando el monitor enloquecía y estallaba la locura, los sanitarios se gritaban unos a otros como suelen hacerlo los marroquíes, parece que se van a matar entre ellos.
El avión se disponía a despegar hacia Casablanca; noté que un sudor frío me invadía, me estaba desmayando, la visión de la sangre en mi camiseta en una botella de agua donde habían drenado el gotero, los gritos, Lee, su cara. Desconecté, no se dieron cuenta, estaban en otra cosa, creo que soñé, que estuve bien esos instantes, no recuerdo nada pero estuve bien, en otro sitio mejor. De repente empiezo a despertar, el rugido del Falcon al despegar mientras seguían intentando sacar a Lee del pozo en el que se estaba introduciendo. El enfermero me miró y vió mi cara, me levantó el pulgar y yo hice lo mismo: todo bien fue mi mensaje, estoy bien…

El viaje no duró demasiado tiempo, una eternidad para mí, sólo pensaba que acabara ya, para que lo pudieran atender en el hospital, pensaba: aguanta tío, aguanta y resiste joder! No sé cuantas veces se repitió la misma secuencia, cuantas veces el monitor pasaba del verde al rojo…la angustia y la muerte lo llenaban todo. Pero Lee resistió cada una de las veces…

Aterrizamos, por fin, en Casablanca, pensaba ya está ya llegamos; me di cuenta de que en ese maravilloso yet no había una jodida botella de oxigeno que es lo que le hacía falta a mi compañero.

Nos suben en una ambulancia, yo al lado de Lee, su cabeza tocada con el gorro azul, a 30 cms, me vieron muy afectado y me cambiaron de sitio, justo al lado del conductor, hacía frío allí. No olvidaré, ni quiero hacerlo, su cara. Por lo que pude escuchar la ambulancia tenía la botella de oxigeno agotada lo cual supuso una enorme bronca entre el conductor y los sanitarios
.
Al llegar al control de aduana para enfermos nos detienen y, al parecer, uno de mis apellidos estaba mal y no coincidía con el pasaporte, siete gendarmes dando vueltas, llamando por teléfono, mientras tanto, a mi lado, Lee quiere marcharse, abro la ventanilla y agarro al gendarme por el brazo le grito algo que no quiero escribir aquí y que, por suerte, el tipo no entendió, se suelta y me dice que suba la ventanilla con cara de mala leche.

Por fin salimos a toda velocidad, nuestro destino: unos garajes donde cogieron una botella de oxigeno de otra ambulancia, se la enchufan a Lee y los monitores se ponen en verde, noté una sensación de alivio en los médicos. Salimos disparados a 130 kms  por hora atravesando Casablanca, miraba al conductor como esquivaba coches, personas, motos y pensé que si el desierto no había acabado conmigo, lo haría el salvaje ese. Por fin llegamos a un Hospital de Críticos, sacaron a Lee y respiré profundamente. Me llevaron a otro hospital, ya muy tranquilos, sonreían, bromeaban entre ellos, el conductor parecía haberse reconciliado con los otros dos, yo estaba muy lejos, a miles de kms. de allí, me parecían extra terrestres ¿o era yo el extraño?.

Necesito sacar esto fuera, hoy en este Hospital de Casablanca Recuerdo a Lee, pienso mucho en su familia, en cómo estará, si habrá resistido y cómo. Me encuentro en la cara oculta de la luna, el lugar donde se puede ver muy claro a pesar de la oscuridad que me envuelve. Un fuerte impacto, una bala de plata se ha estrellado en mi pecho y en mi mente. Esa noche me acompañará el resto de mi vida, esa hora donde estamos solos, donde no hay donde esconderse, donde las palabras son un sarcasmo ante la realidad que se impone. Quiero pensar que el bueno de Lee me visitó en mi breve desmayo, en el sueño corto entre pesadilla y pesadilla que me hizo saber lo que ahora sé, lo que ahora veo claro. Lo que antes valía ya no sirve, lo que antes pensaba ya es historia, he aprendido la lección, esta lección y sé que eso cambiará mi mundo, mejor dicho siento y sé que ya ha cambiado.

Allá donde te encuentres, amigo desconocido, espero que también hayas aprendido la dolorosa lección, el aprendizaje que ambos compartimos un día de abril, sobrevolando Marruecos en busca de nuestras vidas.

Espero que lo hayas conseguido grandullón; desde lo más profundo de mi corazón y con el rostro bañado en un océano de lágrimas te mando un abrazo del alma haya donde te encuentres.

PD Lee está vivo, lo acabo de comprobar, lo he localizado en twiter, está vivo y ha salido del coma, ha resistido, espero que haya aprendido...

Casablanca Abril de 2014

Escrito desde la cara oculta de la luna

viernes, 25 de abril de 2014

LIMONADA Y SUERO AL ANOCHECER...

Una vez que llegamos a ERRACHIDIA en el helicóptero, me depositan en una ambulancia, eran las cuatro de la tarde más o menos. El conductor, un tímido muchacho de mirada limpia pero huidiza, me mira de soslayo. ¿qué pensará?. Sus ojos me dicen que no debo tener muy buena pinta. Ponen la ambulancia a la sombra, la parte de atrás abierta, disfruto de una maravillosa vista panorámica. Un macizo montañoso se va cubriendo de la luz anaranjada del atardecer, las sombras se van haciendo más y más intensas. Ocres, anaranjados y grises que se mezclan en la paleta de un cielo violeta van despidiendo la jornada, la noche llega con su incertidumbre. Mientras espero el avión que me ha de llevar a Casablanca me comunican que esperamos a otro compañero del marathón de sables que viene de Merzouga, lugar donde ha sido evacuado.

Un ruidoso director del aeropuerto intenta entablar una conversación en una mezcla de árabe, francés y español sobre el Barcelona C.F. como no estoy muy versado ni interesado en la conversación me da por imposible y se va con sus bocinazos a otra parte.

Van pasando las horas y se ha hecho de noche, tengo frío, me echo una manta por encima, me da igual la mierda que tenga y quien la haya podido usar, ese es el menor de mis problemas. Se oye un estruendo y aterriza un falcon, antiguo bombardero convertido en yet privado ambulancia. Al rato, su comandante me comunica que esperamos a un compañero. Al rato, en mi soledad, escucho voces, me parecen que hablan en español, me doy cuenta que es una imaginación mía, en los próximos días esa sensación se repetiría muchas veces.

El conductor me ayuda a quitarme los compresores y las polainas que, arrugadas me están matando.

Se acerca el comandante del Falcon con una limonada y una bandeja de dulces, me bebo la limonada de un trago, mi gotero está atascado hace rato, me doy cuenta de que no he comido desde el desayuno, devoro dos pastelitos, me doy cuenta de que el conductor me mira mientras como , se me quita el hambre, le doy la bandeja de pasteles y, después de decirme que no, la devora.

Llega la ambulancia, no veo quien va en ella, me suben al avión, y siento el olor, me ayudan a sentarme al final del avión, al fondo los pilotos en la cabina, parpadeantes luces y sonidos zumbadores. Delante de mí, una camilla con una persona tumbada en ella, apenas tengo espacio para mí; la persona está entubada, con un gorro en la cabeza, liado en una especie de sudario, amarrado, sólo se le ve la cara, las manos y un poco el pecho, es enorme, lo ventilan manualmente y está conectado a unos monitores que parpadean en rojo.

Me siento y cierro los ojos, la realidad se diluye se estanca en un punto perdido, el lugar donde habitan las pesadillas, el tiempo queda suspendido en un estado de anormalidad, como cuando despertamos de una pesadilla o nos volvemos a introducir en ella.

El Falcón ruge y yo me diluyo en ese fragor…

Casablanca Abril de 2014

Escrito desde la cara oculta de la luna


domingo, 20 de abril de 2014

EL RECUERDO Y LAS CROCS...


Hay personas que irradian alegría y luz, son almas limpias que nos hacen la vida más luminosa, más llevadera. Se colaba por la haima todos los días, saludaba, abrazaba y sonreía; un día trajo un paquete de lomo embuchado que compartió con todos nosotros.

Cometió el error de ir a curarse las ampollas al botiquín de los franceses (podían llamarles los carniceros del desierto). Tienen  la extraña forma de curar las ampollas: cortar, tapar y cerrar, cuando te quieres poner las zapatillas con los pies hinchados el dolor es insoportable, muchos han abandonado por esta razón; Rafa no lo hizo.

En la cuarta etapa de 81 kms lo vi calzado con las crocs, envueltas en las polainas y esparadrapo, su cara era un poema, apesadumbrado y hundido; lo abrazamos y, entonces habló: “Mi padre murió con 44 años, esto no es nada, nada comparado con eso” una luz brilló en su mirada, una poderosa luz, una potente fuerza lo poseyó, ya no era la persona hundida de un segundo; su padre estaba allí. Lloramos y eso nos liberó.

En el kilómetro 4 nos pasó con trote extraño. Volvía a sonreir, al sobrepasarnos nos regaló una maravillosa sonrisa que se me ha grabado en el alma, agitó la mano y nos dijo: ¡Os quiero!.

No lo volví a ver, poco después el desierto caería sobre mí; probablemente nunca lo volveré a ver pero recordaré su gesto amable, su forma de ser y de estar.
Estoy seguro de lo habrás conseguido, lo vi en tu mirada, probablemente las crocs y el recuerdo hayan sido una fórmula perfecta para que Rafa, el de la sonrisa eterna, haya llegado donde quería.

En el camino, sobre, junto a ti, la presencia, el calor de tu papá te habrá confortado y ayudado a conseguirlo y eso me hace feliz en estos momentos de soledad.

Hasta siempre Hermano de la eterna sonrisa…no la pierdas nunca.

Casablanca

Escrito desde la cara oculta de la luna