domingo, 27 de abril de 2014

BLUES PARA LEE...


Cuando subí al Falcón Lee estaba tumbado en su camilla, un enfermero y un médico le asistían, uno de ellos apretaba el respirador manual de plástico que se introducía en su garganta. Al pasar junto a él vi que era un tipo muy grande, pelirrojo y con barba de unos cuantos días; un fuerte golpe de calor lo había tumbado en la tercera etapa, en coma profundo. Sus manos y sus pies hinchados parecían enormes guantes de beisbol.

Un Falcón es un avión pequeño, un reactor rápido, pero muy pequeño; me hicieron pasar al fondo, donde había dos pequeños asientos, muy cerca de los pies de Lee. Mi gotero llevaba bastante tiempo obturado, el enfermero se dio cuenta de ello y me empezó a poner bien la aguja en mi mano; mientras, Lee, roncaba rítmicamente, al ritmo de un monitor con sus constantes vitales, luces verdes y rojas, la línea que separa la vida de la muerte. Una banda sonora extraña que me recordó  la lenta cadencia de un triste blues.

Me impresionó el olor a muerte (es lo que pensé cuando lo sentí) que impregnaba todo; de vez en cuando el monitor enloquecía y estallaba la locura, los sanitarios se gritaban unos a otros como suelen hacerlo los marroquíes, parece que se van a matar entre ellos.
El avión se disponía a despegar hacia Casablanca; noté que un sudor frío me invadía, me estaba desmayando, la visión de la sangre en mi camiseta en una botella de agua donde habían drenado el gotero, los gritos, Lee, su cara. Desconecté, no se dieron cuenta, estaban en otra cosa, creo que soñé, que estuve bien esos instantes, no recuerdo nada pero estuve bien, en otro sitio mejor. De repente empiezo a despertar, el rugido del Falcon al despegar mientras seguían intentando sacar a Lee del pozo en el que se estaba introduciendo. El enfermero me miró y vió mi cara, me levantó el pulgar y yo hice lo mismo: todo bien fue mi mensaje, estoy bien…

El viaje no duró demasiado tiempo, una eternidad para mí, sólo pensaba que acabara ya, para que lo pudieran atender en el hospital, pensaba: aguanta tío, aguanta y resiste joder! No sé cuantas veces se repitió la misma secuencia, cuantas veces el monitor pasaba del verde al rojo…la angustia y la muerte lo llenaban todo. Pero Lee resistió cada una de las veces…

Aterrizamos, por fin, en Casablanca, pensaba ya está ya llegamos; me di cuenta de que en ese maravilloso yet no había una jodida botella de oxigeno que es lo que le hacía falta a mi compañero.

Nos suben en una ambulancia, yo al lado de Lee, su cabeza tocada con el gorro azul, a 30 cms, me vieron muy afectado y me cambiaron de sitio, justo al lado del conductor, hacía frío allí. No olvidaré, ni quiero hacerlo, su cara. Por lo que pude escuchar la ambulancia tenía la botella de oxigeno agotada lo cual supuso una enorme bronca entre el conductor y los sanitarios
.
Al llegar al control de aduana para enfermos nos detienen y, al parecer, uno de mis apellidos estaba mal y no coincidía con el pasaporte, siete gendarmes dando vueltas, llamando por teléfono, mientras tanto, a mi lado, Lee quiere marcharse, abro la ventanilla y agarro al gendarme por el brazo le grito algo que no quiero escribir aquí y que, por suerte, el tipo no entendió, se suelta y me dice que suba la ventanilla con cara de mala leche.

Por fin salimos a toda velocidad, nuestro destino: unos garajes donde cogieron una botella de oxigeno de otra ambulancia, se la enchufan a Lee y los monitores se ponen en verde, noté una sensación de alivio en los médicos. Salimos disparados a 130 kms  por hora atravesando Casablanca, miraba al conductor como esquivaba coches, personas, motos y pensé que si el desierto no había acabado conmigo, lo haría el salvaje ese. Por fin llegamos a un Hospital de Críticos, sacaron a Lee y respiré profundamente. Me llevaron a otro hospital, ya muy tranquilos, sonreían, bromeaban entre ellos, el conductor parecía haberse reconciliado con los otros dos, yo estaba muy lejos, a miles de kms. de allí, me parecían extra terrestres ¿o era yo el extraño?.

Necesito sacar esto fuera, hoy en este Hospital de Casablanca Recuerdo a Lee, pienso mucho en su familia, en cómo estará, si habrá resistido y cómo. Me encuentro en la cara oculta de la luna, el lugar donde se puede ver muy claro a pesar de la oscuridad que me envuelve. Un fuerte impacto, una bala de plata se ha estrellado en mi pecho y en mi mente. Esa noche me acompañará el resto de mi vida, esa hora donde estamos solos, donde no hay donde esconderse, donde las palabras son un sarcasmo ante la realidad que se impone. Quiero pensar que el bueno de Lee me visitó en mi breve desmayo, en el sueño corto entre pesadilla y pesadilla que me hizo saber lo que ahora sé, lo que ahora veo claro. Lo que antes valía ya no sirve, lo que antes pensaba ya es historia, he aprendido la lección, esta lección y sé que eso cambiará mi mundo, mejor dicho siento y sé que ya ha cambiado.

Allá donde te encuentres, amigo desconocido, espero que también hayas aprendido la dolorosa lección, el aprendizaje que ambos compartimos un día de abril, sobrevolando Marruecos en busca de nuestras vidas.

Espero que lo hayas conseguido grandullón; desde lo más profundo de mi corazón y con el rostro bañado en un océano de lágrimas te mando un abrazo del alma haya donde te encuentres.

PD Lee está vivo, lo acabo de comprobar, lo he localizado en twiter, está vivo y ha salido del coma, ha resistido, espero que haya aprendido...

Casablanca Abril de 2014

Escrito desde la cara oculta de la luna

viernes, 25 de abril de 2014

LIMONADA Y SUERO AL ANOCHECER...

Una vez que llegamos a ERRACHIDIA en el helicóptero, me depositan en una ambulancia, eran las cuatro de la tarde más o menos. El conductor, un tímido muchacho de mirada limpia pero huidiza, me mira de soslayo. ¿qué pensará?. Sus ojos me dicen que no debo tener muy buena pinta. Ponen la ambulancia a la sombra, la parte de atrás abierta, disfruto de una maravillosa vista panorámica. Un macizo montañoso se va cubriendo de la luz anaranjada del atardecer, las sombras se van haciendo más y más intensas. Ocres, anaranjados y grises que se mezclan en la paleta de un cielo violeta van despidiendo la jornada, la noche llega con su incertidumbre. Mientras espero el avión que me ha de llevar a Casablanca me comunican que esperamos a otro compañero del marathón de sables que viene de Merzouga, lugar donde ha sido evacuado.

Un ruidoso director del aeropuerto intenta entablar una conversación en una mezcla de árabe, francés y español sobre el Barcelona C.F. como no estoy muy versado ni interesado en la conversación me da por imposible y se va con sus bocinazos a otra parte.

Van pasando las horas y se ha hecho de noche, tengo frío, me echo una manta por encima, me da igual la mierda que tenga y quien la haya podido usar, ese es el menor de mis problemas. Se oye un estruendo y aterriza un falcon, antiguo bombardero convertido en yet privado ambulancia. Al rato, su comandante me comunica que esperamos a un compañero. Al rato, en mi soledad, escucho voces, me parecen que hablan en español, me doy cuenta que es una imaginación mía, en los próximos días esa sensación se repetiría muchas veces.

El conductor me ayuda a quitarme los compresores y las polainas que, arrugadas me están matando.

Se acerca el comandante del Falcon con una limonada y una bandeja de dulces, me bebo la limonada de un trago, mi gotero está atascado hace rato, me doy cuenta de que no he comido desde el desayuno, devoro dos pastelitos, me doy cuenta de que el conductor me mira mientras como , se me quita el hambre, le doy la bandeja de pasteles y, después de decirme que no, la devora.

Llega la ambulancia, no veo quien va en ella, me suben al avión, y siento el olor, me ayudan a sentarme al final del avión, al fondo los pilotos en la cabina, parpadeantes luces y sonidos zumbadores. Delante de mí, una camilla con una persona tumbada en ella, apenas tengo espacio para mí; la persona está entubada, con un gorro en la cabeza, liado en una especie de sudario, amarrado, sólo se le ve la cara, las manos y un poco el pecho, es enorme, lo ventilan manualmente y está conectado a unos monitores que parpadean en rojo.

Me siento y cierro los ojos, la realidad se diluye se estanca en un punto perdido, el lugar donde habitan las pesadillas, el tiempo queda suspendido en un estado de anormalidad, como cuando despertamos de una pesadilla o nos volvemos a introducir en ella.

El Falcón ruge y yo me diluyo en ese fragor…

Casablanca Abril de 2014

Escrito desde la cara oculta de la luna


domingo, 20 de abril de 2014

EL RECUERDO Y LAS CROCS...


Hay personas que irradian alegría y luz, son almas limpias que nos hacen la vida más luminosa, más llevadera. Se colaba por la haima todos los días, saludaba, abrazaba y sonreía; un día trajo un paquete de lomo embuchado que compartió con todos nosotros.

Cometió el error de ir a curarse las ampollas al botiquín de los franceses (podían llamarles los carniceros del desierto). Tienen  la extraña forma de curar las ampollas: cortar, tapar y cerrar, cuando te quieres poner las zapatillas con los pies hinchados el dolor es insoportable, muchos han abandonado por esta razón; Rafa no lo hizo.

En la cuarta etapa de 81 kms lo vi calzado con las crocs, envueltas en las polainas y esparadrapo, su cara era un poema, apesadumbrado y hundido; lo abrazamos y, entonces habló: “Mi padre murió con 44 años, esto no es nada, nada comparado con eso” una luz brilló en su mirada, una poderosa luz, una potente fuerza lo poseyó, ya no era la persona hundida de un segundo; su padre estaba allí. Lloramos y eso nos liberó.

En el kilómetro 4 nos pasó con trote extraño. Volvía a sonreir, al sobrepasarnos nos regaló una maravillosa sonrisa que se me ha grabado en el alma, agitó la mano y nos dijo: ¡Os quiero!.

No lo volví a ver, poco después el desierto caería sobre mí; probablemente nunca lo volveré a ver pero recordaré su gesto amable, su forma de ser y de estar.
Estoy seguro de lo habrás conseguido, lo vi en tu mirada, probablemente las crocs y el recuerdo hayan sido una fórmula perfecta para que Rafa, el de la sonrisa eterna, haya llegado donde quería.

En el camino, sobre, junto a ti, la presencia, el calor de tu papá te habrá confortado y ayudado a conseguirlo y eso me hace feliz en estos momentos de soledad.

Hasta siempre Hermano de la eterna sonrisa…no la pierdas nunca.

Casablanca

Escrito desde la cara oculta de la luna

Quien Resiste Vence!!!!....

QUIEN RESISTE VENCE
Hay muchas formas de resistir y vencer, a veces resistir y vencer significa ser como un junco, adaptarse al viento.

Cuando me sentí mal, lo supe, después de subir el Jebel ElOftal y bajar la enorme pendiente rocosa  supe que algo iba mal. Sin fuerzas, con sensación de inestabilidad, supe que no acabaría la prueba, podía haber usado una versión equivocada de quien resiste vence, haber seguido a toda costa, ningunear los síntomas que me envolvían, en cambio se lo dije a mi compañera y la cara B se puso en marcha. En ese instante me introduje en la cara oculta de la luna, la cara oculta de Sables.

Nunca olvidaré la templanza, ternura, amabiilidad y la mirada de Cristina, como me echaba agua en la cabeza debajo de aquel 4x4, desplomado me intenté levantar para cambiar de sitio y el mareo se intensificó. Un trabajo magnífico el de los médicos.

Con dos goteros, sin protección de oídos, ya en el helicóptero de evacuación, sobrevolamos la cordada de pequeños puntos en la arena, Cristina estaría allí abajo sola. Cerré los ojos y me dejé envolver por el estruendo del rotor, las aspas hacían, junto al sol que se colaba por las ventanas, un efecto caleidoscópico, rayos de sol me atravesaban los párpados. Pensé en mis seres queridos, en el amor que siento por Carmen y mis hijas Sito y Barta, sus caras se aparecieron en el rojo de mi mirada interior; una punzada de dolor emocional por ellas. No tenía miedo, todo estaba bien, pero ellas…Amor en estado puro. Pensaba que si moría en ese momento todo estaría bien, ellas me daban la mano, ellas estaban a mi lado, su amor y el mío en un solo Ser, pero no morí ene se instante; resistí y vencí después de ceder. No quiero imaginar que hubiera pasado si hubiera continuado en esas condiciones. Siempre digo que “esto es un deporte no una salvajada” la verdad, ahora no tengo claro los límites, se dónde está el mío. Se lo que quiero y donde ir, lo demás se quedó en el desierto. Las palabras son humo en el agua, sólo la experiencia nos enseña el camino....

Escrito en Casablanca Abril de 2014
Desde la Cara Oculta de la Luna 

jueves, 17 de abril de 2014

OCÉANOS DE FUEGO Y CAMINOS QUE SE BIFURCAN...


Es extraño como suceden algunos acontecimientos. La primera etapa de este maratón de sables 2014 fue la misma que la de mi primera edición en 2008. Las grandes, enormes dunas de Erg Chebbi nos recibieron con su imponente presencia; atraversarlas para llegar al CP1 nos iba a costar un esfuerzo añadido por el calor que convertía la zona, a esa hora del día, en un horno. Probablemente llegamos a más de 50 grados, al ser el primer día, el peso de la mochila era máximo.

Comenzamos a subir y bajar, mis pulsaciones altas desde el principio, confiaba en que bajarían, pero no fue asi; estar al límite de pulsaciones, tener descansos y picos no es problema, pero estuve cerca de cuatro horas al límite, sin poder hacer otra cosa que intentar salir lo antes posible de la trampa en la que se convirtió Erg Chebbi.

Cuando llegamos a la mitad del océano ardiente observamos como las pisadas se bifurcaban de dos direcciones completamente opuestas, una a las 13 horas y otras a las 21, dos caminos claramente bifurcados, en uno de ellos se veía gente delante, en el otro no. Perderse en medio de ese horno se convirtió en una sombra sobre nosotros, la única que sentíamos.

Después de dos horas más de subidas y bajadas con el sol en su cenit divisamos el CP habíamos elegido el camino correcto.

Tengo la sensación de no haber disfrutado de tanta belleza, sólo sufrí, sólo avancé para llegar, escapando de la abrasión, sólo sobreviví al calcinante calor.

Tengo una deuda con la belleza que no disfruté, me siento huérfano de esa belleza; mis amadas grandes dunas fueron un tormento que marcaron, sin duda, el curso de esta edición del maratón des sables.

El camino se bifurcó en dos en aquel océano no supe, entonces, que ese camino que me llevó al punto deseado, al CP1 me alejó definitivamente del desierto; cada paso lo era de adiós.

Quedará en mi retina y en mi corazón todo aquello que viví, lo malo servirá de astillas para la hoguera de mi aprendizaje; lo bueno en oxígeno para mi alma que sobrevolará las arenas ardientes del océano de fuego mientras mi mente sea consciente y un soplo de vida quede en mi pecho.

Escrito en Casablanca
Desde la cara oculta de la luna…         


martes, 15 de abril de 2014

Escrito desde la cara oculta de la luna...


He vuelto de Sables; a veces los sueños se convierten en pesadillas, de ésta me recupero ahora.
Inicio hoy una serie de posts que serán los últimos de este blog, una vez escritos, lo cerraré e iniciaré una nueva etapa.
Después de tres etapas de MDS en la cuarta, subiendo el temible Jebel Eloftal me sentí mal, síntomas de infarto que, afortunadamente, no fueron tal cosa, pero he estado 5 días en la cara oculta de la luna, desde que me evacuaron hasta que me han repatriado; esta es la historia de la cara B de este disco. Sólo pretendo exorcizar los fantasmas que me acompañan. Todo lo que vaya posteando en los próximos días lo escribí en mi soledad de Casablanca.
Esta es la forma actual que existe de meter mensajes en una botella, el mar se la llevará y la varará en las playas desiertas o en las calas concurridas, poco importa, lo importante es que yo pueda volver del todo de la cara oculta de la luna...

Sed felices o, al menos, intentadlo...