martes, 16 de junio de 2009

Olvida las ramas...


Son pequeños, no como los de su especie. Sólo se encuentran en los acantilados en los que el viento no da tregua casi nunca. Su pequeña envergadura es sólo una apariencia, sólo una coartada. Se adaptan a las circunstancias; no son una especie especialmente flexible por lo que adoptan formas caprichosas, siempre en planos inclinados a favor del viento dominante; se despreocupan de sus ramas y se centran en las fuertes ráices que, ocultas, se introducen en la oscura profundidad de la tierra. Son pequeños y fuertes, desafían al abismo cada día, se enfrentan con temporales y tormentas. Muy poco de ellos es visible, lo que no se ve es lo importante: sus raíces profundas; aquellas que lo sustentan dándole vida y fijación.
Más nos vale parecernos al pequeño pino del barranco...cultivar el interior sin olvidar lo externo.
Sed felices o, al menos, intentadlo...

4 comentarios:

  1. Qué moraleja más bonita, Runner!!!...me ha gustado mucho...y además, parece como si hubiese sentido la vida del árbol y sus ramas al leerte...

    besitos

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  2. Siempre me sorprende Runner con tus obsrvaciones. Un abrazo

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