martes, 4 de mayo de 2010

Sueños...

Me siento como cuando acabé Sables por primera vez, al llegar a la meta euforia, emoción desbordante y una intuición: "no ha acabado".
La Breña es un sueño, la materialización de un sueño imposible, o al menos aparentemente imposible. A veces el ser humano se siente pequeño, minúsculo ante las grandes empresas, así me he sentido yo en muchas ocasiones; me preguntaba si yo sería capaz de poder llegar...no se trataba de un reto personal, de hacer una prueba más o menos dura, se trataba de una grave responsabilidad, la de tener en tu mano la Organización de algo muy grande, algo con una complejidad logística enorme. Han sido dos años de trabajo, al princìpio éramos dos personas y un sueño, después el número ha ido creciendo más y más. Ayer, mirando el listado de los voluntarios de la Organización, repasando sus caras, su trabajo durante 28 horas sin parar, recordaba los momentos de incertidumbre y soledad. Cincuenta personas, más otras cincuenta de protección civil, médicos, fsios y podólogos...me emociona pensar en lo que han trabajado, lo que han luchado reido y llorado...ha sido una prueba de emociones, a veces me he tenido que esconder para que no me vieran llorar de emoción (mi hijas me lo notaban siempre).
Me siento como un cubito de avecrem concentrado, son tantas las emociones, las vivencias que pugnan por salir que parece que voy a explotar...aún no he podido procesar, sacar de dentro de mí las vivencias de Sables y ahora un tropel de imágenes y sensaciones vienen del corazón a la mente.
Cada uno ocupamos un lugar en la vida, un sitio en el cual cantar nuestra canción; unos son buenos carpinteros y hacen felices a las personas con sus creaciones, otros nos hacen la vida más facil con sus trabajos, siempre hechos con amor. Un día me di cuenta de quien era, de para qué estaba aquí, al menos para una de ella: soy capaz de vivir con pasión mis sueños y consigo que otros me ayuden a hacerlos realidad haciéndolos suyos a su vez. Una vez vi a un tipo de unos 55 años que en la meta le decía a Patrick Bauer, director de carrera del Maraton de sables,: "cuando te pregunten si has hecho algo en la vida diles que has logrado inspirar y hacer felices a gente como yo". Este fin de semana he visto eso, lo he vivido, he sentido el agradecimiento en la mirada, en los abrazos.
Por si fuera poco la carrera ha sido épica en todos los sentidos de la palabra. Mi hermano el Tito Gerardo (uno de mis hermanos que me han acompañado a Sables) ha protagonizado una gesta al alcance de pocos, con su manera de ser, callada, discreta, a veces ausente, a veces distraída y atenta a la vez, nos ha dado una lección...pero eso es otra historia... quizás mañana....
Sed felices o, al menos intentadlo....

4 comentarios:

  1. Me alegro de que haya salido todo bien. Enhorabuena!

    ResponderEliminar
  2. Mucha gente no lo entenderá pero organizar es más duro que muchas carreras de ultrafondo. Enhorabuena

    ResponderEliminar
  3. Cuando las aguas son claras...la cosecha siempre es buena. La más sincera enhorabuena desde el corazón.

    ResponderEliminar